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CRÍTICA | LAS CRÓNICAS DE PETER SANCHIDRIÁN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Spiderman contra el doctor Octopus

José Padilla estrena una comedia inspirada en la literatura de terror y ciencia ficción y en el cine de catástrofes

Una representación de 'Las crónicas de Peter Sanchidrián'.
Una representación de 'Las crónicas de Peter Sanchidrián'.Edu Moreno

LAS CRÓNICAS DE PETER SANCHIDRIÁN

Autor y director: José Padilla.

Intérpretes: Cristóbal Suárez, José Juan Rodríguez, María Hervás, Juan Vinuesa, Laura Galán y Antonia Paso.

Voz en off: Laura Barrachina.

Vestuario: Sandra Espinosa.

Música: Jesús Hernández. Madrid. Pavón Teatro Kamikaze, hasta el 26 de julio

Quedan 59 minutos para el fin del mundo: los pasajeros de la nave fletada por Transportes Interplanetarios Sanchidrián se disponen a partir. “A bordo se prepara una fiesta con dj’s”, dice el personaje que da nombre a Las crónicas de Peter Sanchidrián, y en semejante contexto futurista suena tan anacrónico como si un chico de hoy le dijera a papá: “Voy a Mondo Disko a escuchar al maestro de capilla Tomás Luis de Victoria”.

El comienzo de esta comedia de episodios, escrita y dirigida por José Padilla, evoca el de películas de catástrofes como La aventura del Poseidón o El coloso en llamas, cuyos directores saltan de un foco a otro, ofreciendo así una visión impresionista o de puzzle. El episodio de la ex pareja, por el uso del lenguaje que hace la científico y por su habla, resulta tan escasamente verosímil como los cuentos peores de Poe o aquella película de Jesús Franco cuyo protagonista da vida a un cadáver utilizando gran aparataje eléctrico en un laboratorio iluminado con velas. Solo hay sorpresa y verdad en la excelente doble réplica final.

En la escena entre ex alumna de éxito y profesora, emerge el buen dialoguista que Padilla ha demostrado ser en tantas ocasiones. Pero es en la recreación que hace del cuento terrorífico La pata de mono, de W. W. Jacobs (llevada al teatro por Louis Parker), donde el autor canario demuestra genio y figura, pues si el original cuenta que no hay deseo egoísta alguno que no lleve aparejado un daño colateral horrible, la versión libérrima de Padilla viene a sugerir que incluso el anhelo más altruista conlleva también la perdición. Vamos, que no hay bien que por mal no venga

Este episodio lapidario pero lleno de giros, el más extenso con mucho, justifica y da cuerpo a un espectáculo de cámara cuyo epílogo no baja el pistón: solo con grandes medios o con muchísimo sentido del humor puede llevarse al teatro un duelo en OK Corral entre Spiderman y el Doctor Octopus (Doc Ock para los enemigos). El cierre circular de la función consolida el buen sabor de boca que va dejando. El genio terrible que exhibe Antonia Paso en La pata de mono, la mezcla de fortaleza y ternura de Laura Galán y la indefensión y apocamiento que transmiten los personajes de Juan Vinuesa se ganaron mi corazón.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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