El meloso cine motivacional
Un trabajo alimentado de forzada simpatía, espíritu blandengue, un puñado de chistes malos sobre ciegos y aspecto de telefilme de fin de semana
CITA A CIEGAS CON LA VIDA
Dirección: Marc Rothemund.
Intérpretes: Kostjia Ullmann, Jacob Matschenz, Anna Maria Mühe, Nilam Farook.
Género: comedia. Alemania, 2017.
Duración: 111 minutos.
Si hubiera que elegir dos subgéneros del cine de hoy en día que pueden resultar particularmente cargantes a los no adictos en la materia, y que sin embargo gocen de cierto predicamento comercial, este crítico se quedaría con el gastronómico y el de las películas inspiradoras de autoayuda. Dos asuntos en principio distintos y distantes, que suelen converger en un mismo problema: la dudosa verdad del fondo y el aspecto melindroso de la forma.
Una premisa que se confirma en Cita a ciegas con la vida, producción alemana que además tiene doble mérito, pues atrapa la doble vertiente con la historia real de Saliya Kahawatte, empresario alemán que, pese a quedarse casi ciego siendo muy joven, llegó a hacer carrera en los hoteles de lujo partiendo desde cero, y ocultando su discapacidad en sus primeros pasos en el negocio. Un trabajo alimentado de forzada simpatía, espíritu blandengue, cansinos estereotipos, un puñado de chistes malos sobre ciegos y un aspecto de telefilme de saldo para el fin de semana.
Que al frente de de la película esté Marc Rothemund, director que hace poco más de una década se dio a conocer internacionalmente con la, esta sí, inspiradora Sophie Schöll, el relato del grupo de la Rosa Blanca, los jóvenes universitarios alemanes que se atrevieron a enfrentarse al nazismo desde la resistencia no violenta, no hace más que aumentar la desazón. Desde entonces, Rothemund no es que haya pasado de los grandes temas a los pequeños, pues esa divergencia, de por sí, no existe, ya que siempre dependerá del tratamiento. Pero sí ha transitado desde las aspiraciones de profundidad a un descorazonador gato por liebre tan contemporáneo como el marketing personal.