Política de tapa blanda
La cruenta batalla en las filas socialistas se ha convertido en filón editorial
Lo he visto con mis propios ojos: estos días, en el parque del Retiro, hay más readers que runners. Es cierto que, a determinadas horas, el combate sería aún muy ajustado porque entre semana las casetas de la Feria del libro cierran de dos a seis de la tarde. Dicen los que bajan las persianas que lo hacen por el calor, pero eso nunca ha desanimado a los que corren, como bien sabe el Samur.
Siguen de moda los libros políticos, donde los tertulianos televisivos se despachan a gusto sin interrupciones publicitarias ni del contrario. Este año no hay un nuevo volumen —lleva dos— de memorias del exministro José Bono, que en su día confesó que había escrito “más de 17.000 folios” en su diario. Si se despista, le puede adelantar el presidente cántabro Miguel Ángel Revilla, que sonríe pescando desde una portada titulada Ser feliz no es caro.
Un paseo por las casetas muestra que la cruenta batalla en las filas socialistas se ha convertido en filón editorial. Josep Borrell equipara en Los idus de octubre el asesinato de Julio César, apuñalado por sus senadores, con la accidentada salida de la secretaría general del PSOE del ahora (emperador) resucitado Pedro Sánchez; Jesús Cintora habla de Conspiraciones; Ainara Guezuraga de El PSOE en su laberinto: una historia de traición y ambición; Jesús Maraña invita a mirar Al fondo a la izquierda…
En la caseta de Catarata, Sara explica que hay un libro que llegó moribundo a la feria. Es de Patxi López y se titula La izquierda necesaria. “Estaba teniendo bastante tirón, pero murió con las primarias. Mucha gente que pasa dice: ‘Mira, Patxi…’, pero no se lo llevan”.
En la librería Muga también decidieron lanzarse al ensayo político. “Antes traíamos libros infantiles, pero con esto nos está yendo muy bien”, cuenta Pablo. El cambio ha sido radical. Nada de princesas Disney; este año, el título con más éxito en la caseta es Ibex 35, una historia herética del poder en España, del sociólogo Rubén Juste. Un poco más adelante, en Cervantes y C&a, Óscar confirma la popularidad del libro: “Se está vendiendo muy bien. La política no interesa, preocupa. La gente ya no se fía de lo que les están contando y busca alternativas en ensayos políticos y sobre todo, sociológicos”, explica.
"Ha habido un despertar, una politización de la sociedad, que quiere aprender y ejercer una función crítica", insiste Carolina, de Traficante de sueños. "Nosotros hemos mejorado mucho en ventas".
Algunas librerías se dedican solo al ensayo. En otras, los tertulianos compiten con bombazos literarios como Patria, de Fernando Aramburu. Hay libros que parecen haber caído en la caseta desde un avión, de forma que Cómo nos metimos en este desastre se roza el lomo con El gato que curaba corazones y Los 10 pecados capitales de los empleados públicos acaricia 100 propuestas esenciales para conocer Guadalajara. Pero en otras se aprecia el método del librero que coloca sus ejemplares sobre la mesa como el entrenador a sus jugadores sobre el campo. Abunda el 4-4-2. Un portero sólido, tipo Aramburu; cuatro veteranos, cuatro novedades y dos apuestas frente al área pequeña, que es donde el lector puede tocar el libro con la mano. “Si lo haces bien, el que se iba a llevar uno, se lleva también el que está al lado”, explica un librero.
Ha dado tiempo a escribir libros, incluso cómics, como Dios perdone a América, sobre Donald Trump, y muchos más diagnósticos sobre la crisis económica y el desafío soberanista. Capitalismo canalla, La política en el ocaso de la clase media, Colapso, Se vende sanidad pública, Destruir España… Viendo los dramáticos títulos se entiende mejor a los runners. Dan ganas de echarse a correr.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.