“El ministro de Cultura hizo un gran feo al teatro, pero yo no le eché de menos”
La actriz recogió el Max a mejor actriz por 'La respiración'
Nuria Mencía regresa a los escenarios del Teatro de la Abadía, de Madrid, con La respiración, escrita y dirigida por Alfredo Sanzol y por la que el lunes obtuvo el premio Max a mejor actriz, en la que retrata la fragilidad de una mujer ante la soledad y el esfuerzo por salir adelante. Criada en el pueblo de Vallecas de Madrid —“Soy chica de barrio, pero de niña jugaba mucho en casa porque en Vallecas no había ninguna zona verde”—, la actriz vive ahora en Lisboa donde se siente una callejera más. A sus 45 años ya piensa en la dirección y en un corto que quiere que protagonice su hermana.
Pregunta. Tras cinco nominaciones, recoge su primer Max.
Respuesta. Las cosas son muchas veces cuando tienen que ser, algo que me hace vivir más feliz y relajada. El cariño que he recibido del público con La respiración me compensa con creces. El teatro es muy doloroso cuando no estás conectada con todo y yo ahora atravieso un momento de conexión y felicidad absolutos. El teatro es equipo, lo llevo oliendo desde hace unos años, pero ahora estoy totalmente segura. El teatro te hace libre si lo vives en equipo. Las individualidades las respeto, pero no sirven para nada.
P. ¿Qué puede aportarle este premio en una carrera larga como la suya?
R. Es un escalón más en el camino. Este Max me ha llenado de alegría, pero la misma que siento hoy al pensar en el estreno de nuevo de La respiración y la misma que he sentido con cada espectador en esta gira, la comunión entre el público y yo. El Max es un brochecito.
P. ¿Sale con miedo al escenario?
R. Ya no. El miedo para mí es acordarme de todos los buenos compañeros y amigos que no tienen oportunidad de salir.
P. Tiene trabajo, de lo que muchos compañeros carecen. ¿Qué papel juega la fortuna?
R. Mucho. He trabajado como una campeona toda mi vida. El teatro nunca me ha abandonado y me siento muy reconocida y acompañada. En el cine no tanto, pero en el teatro sí.
P. Ha hecho poco cine. ¿Lo echa de menos?
R. En el cine no me han dado tantas oportunidades. Quizás no ha habido tanta imaginación para personajes para mí como en el teatro. Lo poco que he hecho me ha gustado mucho y espero tener más. Estaré encantada, pero tranquila. Tiene que ver con el mundo de los directores, las pruebas, las mafias de producción y las cadenas de televisión, que me resulta muchas veces incomprensible aunque lo respeto porque parece que mueve la economía.
P. Hay unanimidad sobre el buen momento que vive la creación teatral, pero contrasta con la difícil situación industrial.
R. La crisis se ha acabado y ya no hay excusas. Hemos demostrado que podemos trabajar con pocos recursos y poco tiempo, pero tenemos que volver a trabajar con más tiempo y más dinero, con repartos más grandes. Las escenografías no tienen por qué ser más caras, pero sí que los escenógrafos puedan hacer mejor su trabajo. Que haya más ayudantes de dirección en las giras, que los equipos técnicos no anden tan faltos de gente. Hay que volver a la normalidad.
P. Las mujeres centraron la gala de los premios Max. ¿Se sienten poco reconocidas?
R. Yo, en el teatro, como actriz nunca me he sentido poco reconocida, es mi realidad. Respeto mucho las reivindicaciones de todas ellas, pero solo en el cine es donde me he sentido presionada a ser de una determinada manera.
P. El ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, asistió a los Goya, pero estuvo ausente en la gala de los Max. ¿Qué opinión le merece?
R. Me da un poco igual, pero está claro que ha demostrado su nulo interés por las artes escénicas. Ha hecho un gran un feo al teatro y también al futuro de su país. Es puro clasismo. Es una tristeza que un ministro de Cultura no le dé importancia al teatro, pero nuestro Gobierno da tan poca importancia a tantas cosas, que es una más. Yo no le eché de menos.
Babelia
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