Eduardo Lourenço: “No hay razón para no vivir como europeos todo el tiempo”
El intelectual portugués pronuncia la conferencia inaugural de la Feria del Libro de Madrid, donde Portugal es el país convidado
“...Objetos divinos que se vuelven diabólicos…¡cómo se apaga este móvil!”. Eduardo Lourenço cumplía el martes 94 años, su teléfono brincaba por la mesa con las llamadas perdidas; su despacho se llenaba de regalos con formas de libros y chocolates. El gran intelectual portugués pronuncia la conferencia inaugural de la Feria del Libro de Madrid, donde Portugal es el país convidado. “En estos momentos tengo opaco mi futuro, no sé qué escribiré y no sé cuántas personas vienen a mi aniversario”. La celebración es en Martinho da Arcada, la cantina lisboeta preferida de Fernando Pessoa que perpetúa su recuerdo con una mesa a su nombre. También la tienen otros grandes, como el escritor José Saramago, el pintor Júlio Pomar o el cineasta Manoel de Oliveira y, claro, Eduardo Lourenço.
Quien lleva publicados más de 37 libros, no debería estresarse por pregonar en una feria de lo suyo. “Somos hijos del libro, es verdad; el libro es una característica de la civilización en general y de Occidente en particular; libro, como lugar de la trascendencia humana”.
Una expo literaria luchando contra los malos augurios sobre su futuro. “El libro es una creación que se autodevora por su propio éxito. Nació como un icono exclusivo, casi de culto, para convertirse en algo básico, accesible para cualquier persona. No nos podemos quejar de su éxito y luego quejarnos de su desacralización. ¿Volveremos a como era el libro en la antigüedad? Tal vez vuelva a ser un icono. No sé cómo será la relación del lector con la lectura digital, pero el libro es el objeto natural donde nuestra memoria se solidifica y se autodiviniza.
Ensayista, crítico literario, filósofo..es difícil encontrar algún vacío en la extensa obra de Lourenço; son 68 años de publicaciones desde Heterodoxia (1949), a Brasil, fascinación y espejismo (2015). Una trayectoria que incluye, entre otras preocupaciones, Pessoa revisitado (2006), El complejo de Marx (1979) o Los militares y el poder (1975); sin embargo la obsesión de sus últimos años es Europa y el escepticismo que la corroe.
En Nosotros y Europa (1988) hablaba de ese distanciamiento. “No somos nosotros y ellos. En realidad, españoles y portugueses somos la primera Europa; España descubrió América, Portugal circunvaló la Tierra hace 500 años; pero vivimos un momento inédito en la historia occidental, un desafío extraño desde el ataque a las Torres Gemelas, un tiempo diferente, una contestación que nos es difícil definir porque no son razones clásicas como la lucha de clases, es una contestación cultural, como si se dieran cuenta tardíamente de esplendores pasados y quisieran reivindicarlos ahora”.
Vivimos en el lugar del nacimiento de la democracia y de la ley, de griegos y romanos, y de repente es como si todo eso no fuese positivo, una especie de resentimiento extraño
Residente en Francia desde 1965, divide su tiempo entre su casa en la Provenza y su trabajo en la Fundación Gulbenkian de Lisboa. La entrevista se desarrolla horas después de los atentados de Manchester. Lourenço, con memoria enciclopédica, recuerda que el anterior encuentro con EL PAÍS coincidió con los atentados del Bataclan en París. “Vivimos en el lugar del nacimiento de la democracia y de la ley, de griegos y romanos, y de repente es como si todo eso no fuese positivo, una especie de resentimiento extraño”.
Y continúa el autor de El esplendor del caos (1998): “Europa no encuentra una respuesta pacífica ni un proyecto de altura. Eso es lo extraordinario, la falta de respuesta ante la amenaza. Es como si hubiéramos retrocedido mil años en Europa, a tiempos del islam, que está realmente envuelto en este conflicto de Occidente. La mitología, casi onírica, que habíamos construido de que el mañana iba a ser mejor que el ayer se ha derrumbado y Occidente está desconcertado”.
Para el autor de La muerte de Colón, metamorfosis y fin de Occidente como mito, “La respuesta de Europa es siempre la misma: esperar a que Estados Unidos resuelva por nosotros. Europa ya no está en Europa, dejó de estar el día en que Colón llegó a América. Comenzamos a ser el viejo mundo frente al ‘nuevo mundo’, expresión acuñada, curiosamente, por unos monjes franceses. Europa pasó a ser virtualmente el mundo entero, planetaria, pero su riqueza ha sido su debilidad, España, en América, Portugal en África y Oriente. Europa era el centro del mundo y ahora es un continente que ha perdido la seguridad de su futuro; pero Europa no es un continente del pasado, continúa a ser un lugar donde se discute, se transforma, se inventa. No hay razón para no vivir como europeos todo el tiempo”, dice el autor de La Europa desencantada (1994).
Mitad francés mitad portugués, con los máximos honores de uno y otro país, el pasado julio tenía el corazón partido cuando Portugal ganó a Francia la Eurocopa de fútbol, y se produjo un cambio antropológico en el país. “Portugal convive de manera natural en un milagro perpetuo, en el buen y mal sentido. Ahora vive una cierta reconciliación consigo mismo. Eça de Queiroz veía a Portugal como un país que no conseguía ser europeo a la manera de los otros, había cierta verdad, pero mayor era su error. Ahora seguimos siendo diferentes, pero sin aquellos complejos de inferioridad”.
Lourenço ve muchas simetrías entre España y Portugal, así que prefiere hablar de Península Ibérica, “con dos naciones que comparten una misma realidad histórica, cultural, religiosa..En lo esencial somos idénticos desde el cristianismo. Solo nos separan nuestras propias afinidades. Somos los países menos perturbados de Europa, menos desertificados culturalmente”.
Las vidas paralelas de los dos países le lleva a los coetáneos Cervantes y Camões. “La influencia de Don Quijote se extendió hasta Rusia y se impuso en el imaginario europeo. Nosotros no llegamos a ese grado con Os lusiadas. Don Quijote es la invención, la fuerza de la ficción, punto de partida para todo, nada hay comparable. Os lusiadas es para gente impregnada de la memoria antigua”.
Autodefinido como “lector ecléctico”, Lourenço lee todo, de los resultados deportivos a los resultados de las primarias del PSOE, que ya es. “Mi limitación son las lenguas que domino. Si supiera chino leería libros chinos. Vivimos en un tiempo planetario, las grandes culturas están presentes en el mundo entero; es una civilización transnacional con curiosas regresiones al confort de casa, pero no hay posibilidad de refugiarnos en nuestra casa porque el rumor es mundial. Hay que estar atento a él o sufriremos las consecuencias”.
El autor de Sentido y forma de la poesía Neorrealista sigue recibiendo felicitaciones y abriendo regalos, libros -que se los queda- y dulces -que pasará a las secretarias. Conocedores de su secreta pasión, le anunciamos un pack de Coca-colas Classic. “¡Me las han quitado!”, estalla. “Me han dicho que soy diabético. ¡A estas alturas!”.
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