Catherine Deneuve: el glamour incombustible

Catherine Deneuve ha estado esta semana en Cannes participando en las celebraciones de las setenta ediciones que se han cumplido de ese festival de cine y buscando distribución internacional para su último proyecto, un film titulado Claire Darling en el que también interviene su hija Chiara Mastroianni. Deneuve no suele fallar a la gran cita anual de la Costa Azul francesa. Su sola presencia hace que se evoquen a su alrededor los aromas del mejor cine de siempre.

Catherine Deneuve lleva ya muchos años paseando su condición de mito cinematográfico por todo el mundo. Ya en el Festival de Berlín de 1998 recibió un Oso de Oro por toda su carrera y compartió sus recuerdos y sus impresiones en una rueda de prensa que TCM ha recuperado ahora en la serie de reportajes titulada Con mi propia voz, que recoge las declaraciones que grandes cineastas y estrellas hicieron a su paso por los festivales de cine.

En Berlín Catherine Deneuve reconoció que el secreto de su larga carrera había sido empezar muy joven y tener la suerte de trabajar con directores que le dieron papeles muy importantes. “Era muy joven cuando interpreté Tristana y, por ejemplo, en Repulsión, la película de Roman Polanski, tenía unos 22 años”.

De Repulsión dijo, además, que había sido una película fundamental para ella porque fue la primera que rodó en inglés. “Roman Polanski y yo teníamos la sensación de ser dos extranjeros en Londres. Además, todo el equipo era inglés, pero nosotros hablábamos en francés y eso creó entre nosotros mucha complicidad”.

Con más de un centenar de trabajos a sus espaldas, una nominación al Oscar en 1993 por Indochina, dos César y otras doce candidaturas, Catherine Deneuve está considerada la “gran dama del cine francés”. “Eso dicen de mí y la verdad es que me asusta un poco porque yo me veo como una niña”, replica ella.

La actriz, que ha trabajado a las órdenes de directores como Luis Buñuel, François Truffaut, Lars von Trier, Jaques Demy, Roman Polanski o François Ozon, entre otros muchos, ha sido siempre un ejemplo de independencia. Estuvo casada casi siete años con el fotógrafo inglés David Bailey, pero sus dos hijos, la ya mencionada Chiara Mastroiani y Christian Vadim, nacieron de las relaciones que mantuvo con el actor italiano Marcello Mastroiani y con el director francés Roger Vadim. “Creo que el ideal de mujer ha cambiado. Sobre todo, ha cambiado su papel y su poder en la sociedad actual. Es cierto que hace treinta años las mujeres que se veían en el cine eran bonitas, coquetas. Ahora se ven mujeres con más responsabilidad, no necesariamente más fuertes. Yo creo que el cine es el reflejo de la sociedad”, afirmó entonces en Berlín.

En octubre cumplirá 74 años y su agenda continúa, como siempre, repleta de actividades. Tiene un film recién estrenado en Francia, Sage Femme, que paulatinamente irá llegando a las pantallas de otros países europeos. En postproducción se encuentran dos películas más, Tout nous sépare y Bonne Pomme, y para 2018 tiene previsto rodar Mauvaises herbes. Catherine Deneuve no para. Es puro talento y eterno glamour.