BNQT: Supergrupo inspirado
El debut de esta banda formada por miembros de Band of Horses o Franz Ferdinand recibe una calificación de 7'5 sobre 10
Unos Traveling Wilburys de andar por casa. Eso dice Eric Pulido, el cerebro detrás de BNQT (léase Banquet) y líder de la banda de indie-rock tejana Midlake. ¿Su idea? Un supergrupo con cinco vocalistas y compositores, a dos cortes por barba, cabecillas de otras tantas formaciones de la escena alternativa: Ben Bridwell (Band of Horses), Jason Lytle (Grandaddy), Alex Kapranos (Franz Ferdinand), Fran Healy (Travis) y el propio Pulido. Sus compañeros de Midlake aportan el espinazo como instrumentistas y colaboran en los arreglos. A esa labor debe, en buena medida, su cohesión y brillo este Volume 1 (guiño al título del debut de los Wilburys).
Bromas al margen con los símiles, aunque Pulido cite también como inspiración la alternancia al micro en The Band, lo que computa es el resultado. Y en conjunto, resulta notable y divertido pese al pinchazo en algunas composiciones. Las de Healy se llevan la cuchara de madera: tan inofensivas como las de sus Travis, ñoña Mind of a man, más animada L.A. on my mind (para himnos eufóricos angelinos, mejor la célebre I love L.A. de Randy Newman). El normalmente inspirado Bridwell se desdibuja un pelo tanto con Unlikely force, salvada por los tenues metales, como con la digresiva Tara. No se puede hablar de bache, pero en el último trabajo de Band of Horses ya había bajado algo el listón. Y eso que lo coprodujo, precisamente, Jason Lytle. El jefe de los redivivos Grandaddy acierta al envolverse de cuerdas para la celestial 100 million miles y de toda una orquesta en Failing at feeling, en la que trueca su inventiva en las letras por minimalismo.
Triunfa, aún más si cabe, Kapranos. Su barítono aparece enigmático y provocativo en Hey banana (¿quizás pensando en el Mellow Yellow de Donovan?) y se suaviza para Fighting the world, hermosa balada construida con teclados con la que se pone epílogo al disco. No es ninguna novedad que el escocés trabajara en el álbum a distancia, por medio del correo electrónico: ya fue su método para componer otra obra en colaboración, la entente entre Franz Ferdinand y Sparks conocida como FFS. El e-mail ha significado así mismo la vía para integrar a Bridwell en BNQT, mientras que Haley y Lytle acudieron a grabar en persona al estudio de Midlake en Denton (Texas).
Y faltan para mi gusto las dos perlas máximas, ambas responsabilidad de Pulido, que abre con Restart y su arenga para renacer tras una relación naufragada, en clave de glam-rock digna, por ejemplo, de T. Rex. Su canción posterior, Real love, ejerce de himno setentero y maravilla con sus coros (Kapranos y Bridwell, curiosamente). Ojalá todo sirva para llamar la atención de un artista cuya banda figura última en el ranking de repercusión de las representadas en BNQT. Las entregas de Midlake (soft rock más psicodelia) siempre han valido la pena. Y con su antigua alineación como grupo y Pulido en la pecera coproduciendo, John Grant registró el deslumbrante Queen of Denmark. Detalle que no debería pudrirse en el olvido.
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