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Un actor italiano interpreta todo su espectáculo ante el teatro vacío

Giovanni Mongiano representó su monólogo íntegro, de una hora y veinte, pese a no haber vendido ni una sola entrada

Mongiano, durante la función.
Mongiano, durante la función.

Una hora y veinte de monólogo. El actor italiano Giovanni Mongiano interpretó todo el espectáculo, como las demás noches. Con una diferencia: no había ni un solo espectador. Cuando acudió al Teatro del Popolo de Gallarate, municipio de Lombardía, en el norte de Italia, la cajera le informó de que no se habían vendido entradas para esa noche. El intérprete se quedó en silencio, miró al suelo y, de repente, lo tuvo claro. “El espectáculo se hace igualmente”, dijo Mongiano, según el diario italiano Il Corriere della Sera. Y cumplió con su palabra.

“Decidí de golpe. Fue un impulso irresistible, tenía que hacerlo. Un acto de amor, pero también un gesto simbólico y provocativo”, defendió el intérprete. Mongiano, de 65 años, 45 de ellos pasados sobre las tablas, representó integralmente su texto, Improvisaciones de un actor que lee, que llegó así a su 70ª plaza. “Podía ser una noche para olvidar, y sin embargo dará mucho que hablar”, sostiene Il Corriere della Sera.

Porque su actuación en solitario —literalmente— ha saltado de los medios italianos a la prensa internacional y ha relanzado el debate sobre cuándo y si habría que suspender una función. Las compañías suelen cancelar una representación si apenas se han vendido un puñado de entradas, aunque sí hay varios casos de obras en España que se han llegado a sacar a escena con uno o dos espectadores.

Sea como fuere, en Italia, varios representantes del mundo del teatro han considerado el gesto de Mongiano como un acto de resistencia frente al ninguneo que sufre la cultura. Otros, sin embargo, han insinuado que solo se ha tratado de un truco publicitario. Mongiano, cómo no, lo desmiente: “De eso nada. No habrá más funciones de este espectáculo. Ya había cobrado, podría tranquilamente haberme ido”.

“Nunca me había ocurrido. Pero siempre les enseño a los que aspiran a ser actores que no importa cuánta gente hay en la sala: se trata del respeto por el teatro y el público. Debajo del escenario, solo estaban el técnico de la iluminación, mi asistente y la cajera, quien además se marchó a los pocos minutos porque le sonó el móvil”, ha agregado Mongiano. El actor, que a su vez dirige un teatro en Fontanetto Po, un pueblo del Piamonte, ha relatado que ha recibido decenas de mensajes de apoyo y felicitaciones y que un compañero de profesión intentó consolarle explicándole que una vez representó una obra ante un solo espectador. Aunque Mongiano, una vez más, lo tiene claro: “Le contesté que entre uno y ninguno hay una diferencia enorme”.

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