La vida secreta de Luis Salvador de Austria, el archiduque espía
La escritora Carme Riera desmitifica la vida del Habsburgo que vivió en Mallorca, como espía y bisexual, y que no supo evitar el detonante de la I Guerra Mundial
Todo está dicho de los Habsburgo y nada está contado de los Habsburgo. La historia de la casa imperial más antigua y poderosa de Europa, sobre la que pesa una maldición desde hace 700 años, hasta salpicar el mundo con la Primera Guerra Mundial y sus consecuencias inacabables, abre otra puerta al misterio con el archiduque Luis Salvador de Austria (1847-1915), uno de los pocos Habsburgo que se creía a salvo del maleficio. Pues el más apreciado, el más culto, el más campechano, el más solidario, el más ecologista, el más cosmopolita, el más ajeno a las intrigas palaciegas llevaba dentro el veneno puro de la maldición.
El penúltimo episodio lo desempolva Carme Riera (Palma de Mallorca, 1948) en su novela Las últimas palabras (Alfaguara). Riera se convierte en una suerte de espía al crear un artefacto literario heredero del recurso del manuscrito reencontrado que pretende iluminar zonas oscuras. La escritora mallorquina y académica ha creado un cuento de terror, según cómo se mire, al mostrar con datos verídicos tejidos de ficción la cara b del archiduque que convirtió Mallorca en su refugio y segunda vivienda, tras su primer viaje en 1867. Riera lo desmitifica al desenmascararlo y apostar por tres teorías relacionadas con su lado político y personal.
Por un lado se trata de "un agente secreto o espía del emperador de Austria en el Mediterráneo y en sus dos orillas. Eso explicaría su entusiasta nomadismo y su pasión por los viajes alrededor de la zona. Si él cobraba del imperio y tenía unos privilegios tenía que cumplir con algo”.
Otra cuenta que “tenía información privilegiada de hechos internacionales y familiares cuyas consecuencias no pudo, no supo o no quiso evitar: desde el supuesto suicidio del príncipe heredero de Austria, Hungría y Bohemia, el archiduque Rodolfo y su amante María Vetsera, el 30 de enero de 1889, hasta el asesinato en Sarajevo del heredero a la corona del imperio austrohúngaro, el archiduque Francisco Fernando de Austria, y su esposa Sofia Chotek, el 18 de junio de 1914, que desencadenó la Primera Guerra Mundial”.
La tercera teoría habla de “su pansexualidad (su gran amor habría sido uno de sus secretarios) unida a su impotencia sexual, debido a una enfermedad, por lo cual no se casó ni tuvo descendencia conocida”.
Una novela que nunca se le había ocurrido a Carme Riera, a pesar de que lleva desde niña oyendo hablar del archiduque. La autora nació cerca de la casa que tenía el aristócrata en Mallorca y en la isla todos tienen una historia sobre él. El bisabuelo de la autora fue ingeniero de caminos y creó el primer tren en Mallorca, tuvo trato con el archiduque, quien le pidió que hiciera una carretera que uniera sus fincas. No lo hizo. Pero, sobre todo, Riera jugó con la barandilla y algunas puertas de camarotes de los yates Nixe del archiduque, pues, cuando se desguazó la embarcación a su casa familiar fueron a parar esas piezas con las cuales la niña fantaseaba. “Además”, añade Riera, “conocí a la viuda de Vives, el secretario a quien el archiduque legó su herencia. Pienso en lo que decía Jaime Gil: que a partir de los 12 años no te pasa nada importante”.
Fue en 2015 cuando la voz del archiduque empezó a hablarle en su cabeza. Una vez terminada la exposición Centenario de la muerte del archiduque Luis Salvador, que ella comisarió. “Su voz se impuso de tal forma que me senté a escribir compulsivamente, casi de una sentada. Como 20 días en los que parecía dictarme el monólogo, unas semanas antes de su muerte el 12 de octubre de 1915. Así surgió el primer boceto”, desvela Carme Riera. Luego lo afinó y enriqueció para que fuera comprensible a todos. Plasmada la voz del archiduque, que repasaba su vida y revelaba algunas cuestiones ocultas mientras dejaba su testamento, Carme Riera creó el primer capítulo que justificaría estas últimas palabras. “Surgió el recurso del manuscrito encontrado, mezclado con mi labor como comisaria de la exposición que daba verosimilitud a lo narrado”, cuenta la narradora.
Realidad, leyenda y ficción se trenzan en Las últimas palabras, que recoge la vida del archiduque pionero del turismo en Mallorca quien, asegura Riera, “hoy se moriría de pena y cogería una destructora para quitar el cemento espantoso que cubre la costa”. Y desconocería, añade la autora, su “vigilado Mediterráneo porque tenía buenas relaciones con los países árabes. Y estaría horrorizado de ver la tragedia de los inmigrantes en Europa. Creía en un mundo de integración”.
Y si todo empezó allá por el siglo XIII, con la maldición a Rodolfo I de Habsburgo que ha dejado toda clase de muertes y tragedias en esa dinastía, la novela se cierra con las últimas palabras del testamento del archiduque Luis Salvador dictadas a su secretario, y ahora sopladas al oído de Carme Riera, que hablan de otra maldición...
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.