Cine y literatura en negro, un viaje positivo de ida y vuelta
Andrés Koppel debuta como director con ‘La niebla y la doncella’, basada en la obra de Lorenzo Silva
La literatura de Lorenzo Silva ha bebido siempre del cine, del teatro o de los comics. Él no entiende su obra sin el enriquecimiento que le han supuesto los otros lenguajes artísticos a nivel narrativo. Y cree también que, históricamente, la propia literatura ha sido determinante en el desarrollo del lenguaje cinematográfico. Así, que no le hace ascos en absoluto a la adaptación al cine de sus libros centrados en el sórdido mundo criminal. El último ejemplo es La niebla y la doncella, filme dirigido por Andrés Koppel que se ha presentado a concurso en la sección oficial del Festival de Cine de Málaga. Protagonizado por Quim Gutiérrez, Verónica Echegui, Aura Garrido, Roberto Álamo y Marián Álvarez, La niebla y la doncella gira en torno a la investigación de un crimen sin resolver por parte de los famosos personajes creados por Silva, el sargento de la Guardia Civil Belilacqua y la cabo Chamorro.
Es la tercera adaptación cinematográfica que se hace de un relato de Lorenzo Silva (Madrid, 1966), tras La flaqueza del bolchevique y El alquimista impaciente, éste último también de la serie de Belilacqua y Chamorro, y su autor no puede estar más relajado. “En estos viajes entre el cine y la literatura, nadie pierde. Todos podemos ganar si el enfoque es constructivo. Lo que nunca he pretendido es que el cineasta que es un creador sea tu lacayo. Lo que es importante es que cada uno proyecte su propia mirada. A la hora de las adaptaciones, lo principal es el talento. A mí no me importa que me traicionen siempre que lo hagan con talento. Hay que tener en cuenta, además, que el cine es un trabajo colectivo en el que está implicado mucha gente y por tanto muy abierto al azar”, dice Lorenzo Silva en conversación con Koppel, guionista que se estrena en la dirección con este largometraje.
Yace en las historias creadas por Silva una constante búsqueda de la realidad más misteriosa. Son esos misterios, esas cosas tan profundamente incomprensibles, esos crímenes brutales e inexplicables los que, a través de imágenes, están en la película de La niebla y la doncella, con el cerrado y opresivo mundo de una isla como La Gomera. Es en ese universo aislado en el que todo el mundo se conoce y que guarda los secretos de un crimen sin resolver en el que se adentran Belilcqua (Quim Gutiérrez) y Chamorro (Aura Garrido), dos miembros de la Guardia Civil. Bien conoce Andrés Koppel (Tenerife,1964), guionista de filmes como Intacto o Zona hostil, el espíritu de las islas. “De siempre he sido un lector asiduo de la literatura policiaca y de Lorenzo Silva. Cuando me ofrecieron dirigir La niebla y la doncella recordé la emoción que tuve al leerla, aunque había olvidado la trama. Por ello, mi objetivo era trasladar todas esas emociones al cine”, dice el realizador, que en la escritura del guion ha cambiado apenas algunos detalles.
La literatura y el cine negro comienza a sacudirse complejos en España. "Yo lucho contra ese complejo de pensar que si el cadáver aparece en Baltimore y el inspector se apellida Johnson es más interesante que si sucede en un vertedero de Albacete y el policía responde al nombre de Pérez", dice divertido Silva. También escritor y cineasta coinciden en que estos relatos policiacos tienen que ser, sobre todo, entretenidos. “Deben de atrapar al lector y al espectador y hacer que la historia les concierna. La historia tiene que tener fuerza porque los crímenes tienen fuerza. El crimen brota de lo más oscuro, de lo más profundo, pero también de lo más intenso de las personas. Esa fuerza, desagradable en muchos sentidos, se tiene que percibir. El lector y el espectador tienen que notar que detrás de ese crimen hay una razón poderosa y verdadera”, dice Silva, mientras Koppel añade que “lo más importante de un crimen no es cómo se hizo, sino porqué se hizo”. De nuevo interviene Silva: “Y que ese porqué no sea que el autor del crimen sea un loco. A mí no me interesan los crímenes que se cometen porque sí. Detrás de las muertes trágicas, deben de haber razones inapelables".
Babelia
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