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Las minas que pusieron y quitaron los nazis

La película danesa 'Land of Mine' ilustra cómo los daneses usaron a soldados alemanes, la mayor parte críos, para desminar sus costas tras la Segunda Guerra Mundial

Gregorio Belinchón
Fotograma de 'Land of Mine'.
Fotograma de 'Land of Mine'.

Cuando acabó la Segunda Guerra Mundial, en las playas danesas de su costa occidental quedaron enterradas 2,2 millones de minas antipersona. Los nazis pensaron durante años que el desembarco aliado podría realizarse en ese país, y de ahí su meticuloso minado de centenares de kilómetros cuadrados. El Gobierno danés decidió usar a los 20.000 prisioneros alemanes, soldados nazis casi todos menores de edad, para limpiar las playas (algo que no logró terminar hasta julio de 2012). La mayor parte de los presos murieron o volvieron a Alemania mutilados, en un capítulo de su historia que Dinamarca prefirió olvidar.

Hasta que el cineasta Martin Zandvliet (Fredericia, 1971) decidió investigar en aquel caso ominoso y encontró allí el material para su nueva película. Land of Mine, ya en cartel, muestra esa oscura labor a través de un pelotón mandado por un sargento danés y catorce soldados alemanes: unos pocos son adolescentes y el resto, niños. Con ella, Zandvliet llegó a los Oscar -por segundo año consecutivo Dinamarca colocaba un filme bélico en el quinteto finalista a la estatuilla al mejor filme de habla extranjera- y desde Nueva York, en plena promoción la semana antes de la ceremonia, el cineasta respondía por teléfono a este diario. Resultó un visionario: "Ganará El viajante de Farhadi porque es la mejor y porque su triunfo representará

Para Zandvliet, su película retrata "una de esas historias de las que no parece haya un momento bueno para contar". El danés continúa su discurso: "La mayor parte de los países prefieren construir su Historia a través de mitos, de héroes que en realidad dibujamos a nuestro antojo. En este caso yo estaba buscando un tema sobre traiciones, sobre capítulos oscuros. Yo sabía que había alrededor de la Segunda Guerra Mundial muchos momentos de los que Dinamarca no estaba orgullosa. Investigué y encontré un libro sobre el tema. La mayor parte de los soldados era críos, obviamente no por culpa danesa sino porque el régimen nazi enroló a niños en los últimos meses del conflicto. Y ahí estaba la historia". Las películas bélicas suelen acabar tras un brutal enfrentamiento con la idealización del vencedor; Land of Mine habla del día después, del sentimiento de rabia que albergó a los daneses: "Aquí no hay acción, sino emociones. Tras una guerra o un atentado, la venganza y el odio triunfan entre la gente. Ahora, ¿cuándo el ojo por ojo ha solucionado un problema? Eso es lo que me interesaba".

"Tras una guerra o un atentado, la venganza y el odio triunfan entre la gente. Ahora, ¿cuándo el ojo por ojo ha solucionado un problema?"

Para el filme, Zandvliet contrató actores alemanes para los soldados, y ninguno conocía esta historia. "Como los daneses, vivían en la ignorancia. Rodamos la película de forma cronológica y en los lugares donde realmente estuvieron los prisioneros desminando. Según iban muriendo en pantalla se despedían, así todos entendieron muy bien la soledad y los sentimientos de los presos auténticos". Los últimos cuatro nunca supieron si sus personajes iban o no a sobrevivir. "Trucos para motivar", confiesa entre risas el cineasta

Zandvliet ama el teatro: sus dos películas anteriores tenían conexión con los escenarios. "Sobre todo amo la interpretación, las caras, los personajes. Incluso creo que Land of Mine tiene cierto clímax teatral. Por cierto, en los campos daneses de prisioneros los chicos solían representar obras por las noches. Me interesa contar las historias de forma clásica y directa, sin experimentos. Mi esposa, Camilla Hjelm, es la directora de fotografía, y a ella le gusta filmar con un estilo documental, centrándose en las caras". Curiosamente, Land of Mine ha acabado siendo un proyecto familiar, ya que su hija también actúa en la película. "No queríamos ser padres ausentes, porque además nos encanta trabajar juntos, así que si podemos ella viaja con nosotros".

¿Cómo puede Dinamarca, un país con solo 5,6 millones de habitantes, poseer un grupo tan impresionante de cineastas y actores, que no solo triunfa en Europa sino también en Hollywood? "Bueno, nos educan desde pequeños en el amor al cine en el colegio. Y somos una comunidad pequeña, con lo que nos conocemos todos, nos inspiramos unos a otros y nos tomamos muy en serio el arte y el cine".

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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