Almodóvar triunfa en casa
La Filmoteca inaugura con la proyección de ‘La ley del deseo’ y una noche de homenaje al director un ciclo con las 20 películas restauradas del doble ganador del Oscar
Más de 200 personas se quedaron en la calle sin entradas para la primera proyección. Y otro medio centenar entrevió desde la puerta de la Filmoteca Española ayer por la tarde el acto que inauguraba la retrospectiva sobre Pedro Almodóvar en la que se proyectan restauradas sus 20 películas.
“Fue una apuesta a todo o nada. Nunca he vuelto a estar en esa situación”. Hace 30 años, Almodóvar ya había dirigido cinco largometrajes y empezaba un nuevo camino en su carrera, convirtiéndose en director-productor y fundando junto a su hermano Agustín El Deseo. La Ley del Cine de 1983, la ley Miró, posibilitaba una mayor facilidad para empezar una película, y sin embargo La ley del deseo se realizó sin subvenciones, sin créditos bancarios ni apoyos institucionales. “Se nos fueron cerrando todas las puertas”, recuerda Pedro Almodóvar. A su lado, Carmen Maura, que dio vida a la transexual Tina Quintero, cuenta que se dedicaron a dar sablazos a los amigos para lograr el dinero. Por eso el inicio del ciclo en la Filmoteca Española que celebra la carrera del doble ganador del Oscar con copias restauradas de sus 20 largometrajes (El Deseo ha depositado todo su material fílmico en el Centro de Conservación de la Filmoteca) con un drama que anoche resonó como absolutamente actual en cada uno de sus fotogramas.
En La ley del deseo se unen varias historias de amor. La de un director de cine, Pablo Quintero (Eusebio Poncela), por su trabajo y por su hermana, la transexual Tina (Carmen Maura), que ejerce de madre de una niña, hija de una amante que nunca volverá. O la de Antonio (Antonio Banderas), un chaval asalvajado en su amour fou por Pablo. “Se me había olvidado la fisicidad de las interpretaciones de Carmen y de Antonio, su rotundidad. No doy crédito a su intensidad, y hoy me ha parecido todo más homogéneo que cuando la acabamos”, contaba Almodóvar al acabar la proyección. Antes, al iniciarse el acto, insistió en su interés por retratar, incluso con un subrayado visual, a una familia “santificada, que incluso hoy no sería bien recibida porque nos rodean vestigios y actitudes muy agrias”, como subrayan los autobuses con mensajes intolerantes. Otra frase muy aplaudida durante la proyección fue “Y en esto se gasta el dinero de los contribuyentes”.
A lo largo de la velada, Almodóvar se mostró muy emocionado. “Porque este ciclo se celebra en Madrid, y La ley del deseo habla de unos años, los ochenta, claves en mi formación. Aquel Madrid era distinto, anterior a la invasión de las tiendas low cost. No ha cambiado en que aún hoy es una ciudad abierta. Mi situación no es equiparable a la de los refugiados, pero el cartel de apoyo que cuelga en el Ayuntamiento hace que me sienta bienvenido. Gracias, alcaldesa”. Además de Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, en el patio de butacas, junto al público de pago estaban el secretario de Cultura, Fernando Benzo, el director del ICAA, Óscar Graefenhain, la directora del INAEM, Montserrat Iglesias, y gente del cine como Juan Cavestany o Antonia San Juan. Era también el primer gran acto del nuevo tándem directivo de la Filmoteca, Ana Gallego y Carlos Reviriego. "Espero que hayan disfrutado de una película, que a pesar de ser melodramática y barroca es una celebración de lo físico, de la propia existencia".
Al acabar la proyección y en una pequeña charla con la prensa, el cineasta insistió en que la firmaría sin ningún problema hoy mismo. "Lo mejor es que la película tuvo su vida... como todas. Usan a su autor para desarrollarse, pero luego son autónomas. ¿Sabes qué recuerdo de aquel rodaje? La sensación de estar delante de actuaciones impresionantes... No sé si volveré a hacer un filme así". Para sacar adelante un drama que muchos decían que nunca se rodaría, que no logró apoyos en su financiación, Maura incluso aplazó el cobro de su sueldo. "Y recuerdo que después del estreno no estuvimos nominados a los Goya en nada de nada", dice la actriz. "En realidad, tampoco nos importó mucho. Yo venía de un pueblo, trabajé en varios sitios para sacar adelante mis primeros filmes... Todo tenía que provocarlo y forzarlo. Mi vida estaba planteada así". ¿Le duelen esas ausencias de premios? "No, nunca me han herido. Me duelen por ellos [señalando a Maura]. Que Victoria Abril nunca ganara un goya conmigo, que el montador José Salcedo no lo haya obtenido con Julieta, que tampoco se reconociera el trabajo de Marisa Paredes en mis dramas, o Lluís Homar o la misma Carmen, que empezó a recibir galardones después...". Otra de sus preocupaciones, que la gente no se acercara a la Filmoteca, desapareció en cuanto desde la mañana ya le fueron describiendo la cola en la taquilla.
¿Qué se llevó anoche Almodóvar a su casa? "No me importa la posteridad, sí el legado. Pero una proyección como la que hemos vivido es una especie de posteridad. Por suerte tenemos salud como para venir tres décadas más tarde a su reestreno. Hemos sobrevivido nosotros y la película. Eso es lo que uno siempre sueña". ¿Ha sentido el cariño? "Siempre me he sentido lo suficientemente querido, pero el amor que procede de tu casa siempre es más especial".
Almodóvar presentará en la Filmoteca el día 14 la proyección de La mala educación, película que en su día no tuvo estreno de gala al coincidir su lanzamiento con el 11-M.
Babelia
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