‘Elle’, mejor película en unos César muy repartidos
Los premios del cine francés galardonan el 'thriller' de Paul Verhoeven, 'Solo el fin del mundo', de Xavier Dolan, 'Divines' y 'La vida de Calabacín'
Elle, del director holandés Paul Verhoeven, se alzó este viernes por la noche con el premio César del cine francés a la mejor película. Su victoria resultó, sin embargo, algo agridulce, teniendo en cuenta que partía como gran favorita de la noche. De las 11 estatuillas a las que la película aspiraba, solo se llevó dos: mejor largometraje y mejor actriz para Isabelle Huppert, que recogió su premio antes de volar a Los Ángeles para asistir a la ceremonia de los Oscar, en los que también está nominada. Verhoeven, que recibió el trofeo de manos de Pedro Almodóvar, agradeció a su protagonista su colaboración. “Le diste a mi película un nivel superior. Añadiste algo que yo, de entrada, no había previsto”, sostuvo el director. Huppert es la actriz con más nominaciones al César (un total de 16), pero hasta ahora solo lo había ganado una vez, por La ceremonia, de Claude Chabrol.
En lugar de jugarlo todo a una sola carta, la Academia del cine francés prefirió repartir de manera casi simétrica entre el filme de Verhoeven y otros que no figuraban necesariamente entre los favoritos. La principal sorpresa fue el triunfo de Solo el fin del mundo, del cineasta quebequés Xavier Dolan, de 27 años, que se llevó tres galardones: mejor dirección, mejor actor para Gaspard Ulliel y mejor montaje, para el propio Dolan. La película, que adapta una obra teatral de Jean-Luc Lagarce y que ya se llevó el Gran Premio del Jurado en la pasada edición del Festival de Cannes, había dividido a la crítica por su histrionismo. “Desde mis comienzos, el cine francés siempre me ha dejado un lugar”, agradeció Dolan.
La otra vencedora moral de la noche fue Divines, de la debutante Houda Benyamina, de 36 años. Este retrato de la exclusión social en la conflictiva banlieue parisiense ya se había convertido en una de las revelaciones del año en Francia. Su éxito quedó confirmado anoche con tres premios César: mejor opera prima, mejor intérprete secundaria para Deborah Lukumuena y mejor actriz revelación para su protagonista, Olaya Amamra. Ambas apenas superan los 20 años, son prácticamente debutantes y representan un relevo bienvenido en un cine francés todavía demasiado uniforme. Ante el tenso clima político, a solo dos meses de las presidenciales, y con la periferia parisiense agitada otra vez, tanto Benyamina como sus dos actrices lanzaron, al recibir sus respectivos galardones, un grito para potenciar la diversidad y una mejor representación de lo que es la Francia de hoy.
Otra de las ganadoras fue La vida de Calabacín, del director suizo Claude Barras, que se llevó los premios al mejor filme de animación y al guion adaptado, firmado por la cineasta Céline Sciamma. La película, también nominada al Oscar en la categoría de largo de animación, ya ha seducido a 750.000 espectadores en Francia. Mientras tanto, el premio al mejor documental fue para ¡Gracias jefe!, otro de los fenómenos del año pasado en el cine francés, en la que el director y periodista François Ruffin se enfrenta al grupo LVMH para defender el honor de un matrimonio de empleados de una de sus filiales, despedidos sin demasiados miramientos. En cuatro meses, logró atraer a 500.000 espectadores. Ruffin recibió el premio instando a François Hollande a declarar al mundo de las finanzas como su enemigo antes de que termine su mandato, como prometió durante la campaña electoral que lo condujo al Eliseo. En cambio, Ken Loach no estuvo para recoger el galardón a mejor filme extranjero por Yo, Daniel Blake, Palma de Oro en el último Cannes.
El actor George Clooney aceptó uno de los César de honor de la noche –el otro fue para el veterano Jean-Paul Belmondo, que recibió la mayor ovación de la noche–, acompañado de su esposa, Amal Alamuddin, y luciendo combatividad contra Trump. “No podemos defender la libertad en el mundo mientras la desertamos en casa”, dijo durante su discurso. “No ha sido él quien se ha inventado esta situación. Se ha limitado a explotarla con éxito”, concluyó Clooney, antes de citar a Shakespeare: “La culpa, querido Bruto, no es de las estrellas, sino nuestra”.
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