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“La ausencia de negros en los Oscar hace uno o dos años fue chocante”

La Presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood, Cheryl Boone Isaacs, asegura que el objetivo final de los premios es que la gente vaya al cine

Pablo Ximénez de Sandoval
Cheryl Boone Isaacs, la presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood, en una foto cedida por la institución.
Cheryl Boone Isaacs, la presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood, en una foto cedida por la institución.

Quizá no mucha gente de la que atizaba en las redes la polémica de la falta de diversidad en Hollywood sabía que la jefa de los Oscar es una mujer afroamericana. Cheryl Boone Isaacs (Springfield, 1949) es la primera persona de raza negra en ocupar este puesto y la tercera mujer en casi noventa años de historia. Hoy verá sus últimos Oscar como presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, el club privado de profesionales del cine más selecto del mundo. Boone Isaacs recibió a EL PAÍS en su despacho de la Academia, en Beverly Hills, con una vista de las colinas que debe de ser espectacular los días que no cae un tormentón como este.

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El mandato de Boone Isaacs, elegida en 2013 después de 24 años en el Consejo de la Academia, probablemente se recordará porque la institución intentó que sus miembros se parecieran más al EE UU real, con la esperanza de que eso se tradujera en unos premios con los que pueda identificarse una audiencia más diversa. Tras dos años sin ningún nominado de raza negra entre los 20 actores, Boone Isaacs reaccionó cambiando las reglas de admisión con el objetivo de doblar el número de minorías y mujeres entre sus miembros. Se trataba de hacer que “mujeres y gente de color fueran parte de la conversación”, explica. “Ciertamente esa ausencia de hace uno o dos años fue chocante. Y la fama hace mucho: los actores son la cara del cine que más conoce el público. Lo que aquello mostró, dentro y fuera, era una obvia falta de inclusión. Sin embargo, esta organización estaba ya hablando de antes sobre cómo aumentar la diversidad entre nuestros miembros y órganos de gobierno”.

Esa diversidad igual no se traduce inmediatamente en premios a minorías. No tiene por qué ser así. “Nuestro objetivo es aumentar la inclusión en la organización. Votar es una cosa muy personal. Nuestros miembros son profesionales. Un montador se fija en cosas que yo no veo. Por eso los candidatos a los Oscar los nombran las distintas ramas profesionales”. Tener una Academia más diversa persigue cambios de más largo recorrido que los premios, en la propia industria. “Si esta es una organización formada por profesionales que representan cierto nivel de excelencia y tienen una influencia en su trabajo diario en el negocio, en un plató de rodaje, en un despacho, tenemos la capacidad de ayudar a crecer, incluir y evolucionar”.

Hoy, los Oscar vivirán una de las noches con más diversidad de los últimos años. Su responsable cree que puede ser que ya se estén notando en las nominaciones los cambios en la membresía, pero se suma a la ventaja de un año especial: “Siempre tenemos grandes filmes, por supuesto, pero esta edición es increíble. No solo en cuestión de razas y sexos, sino que además unas son de gran, gran presupuesto y otras de presupuesto muy pequeño”.

Menciones a Trump

Estos días en EE UU hay dos tipos de personas. Las que hablan de Trump a todas horas y las que detestan hablar del tema. Boone Isaacs es del segundo grupo, pero acepta que la pregunta es inevitable. Con los precedentes del resto de la temporada de premios (los Oscar son los últimos), no es difícil anticipar que los discursos sobre Trump puedan secuestrar el show. “No estamos preocupados. Por supuesto que habrá gente que le mencionará, seguro. No sé cuántos. Están en su derecho. La espontaneidad es parte del atractivo del show”, contesta.

Con Trump o sin él, con nominaciones blancas o diversas, ¿a unos premios tan famosos les viene bien un poco de polémica? “No sé si la polémica, pero sí la discusión. Tiene que ver con los sentimientos. Queremos que todo el mundo hable de las películas, de lo que les gusta y lo que no”.

Dentro de la industria, Boone Isaacs viene de la rama del marketing. Su momento favorito de los Oscar es cuando ganó Forrest Gump en 1995, porque ella era la jefa de publicidad global de Paramount en esa época. Habla de esa película con pasión. Como experta en la maquinaria de publicidad de Hollywood, dice que “lo primero es la taquilla”. “Al final, todo se reduce siempre a que la película se vea. Una campaña de premios y todo lo demás son para empujar a la gente a ver la película. Suena como lo más fácil del mundo y no lo es”.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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