Xavier Dolan, el histerismo hecho cine
El director y actor canadiense, de 27 años, estrena su sexto largometraje, 'Solo el fin del mundo', Gran Premio del Jurado del pasado festival de Cannes
Para unos, era el enfant terrible que anima con sus dramas sobre el dolor en la familia los festivales de cine. Otros veían en él al único cineasta que podía considerarse heredero de Pedro Almodóvar. A sus tan solo 27 años, el actor y realizador canadiense Xavier Dolan ya ha ganado ocho premios en Cannes, dirigido y escrito seis largometrajes (está acabando el montaje del séptimo), y enfrentado a la cinefilia moderna. ¿Bluf festivalero o creador de dramas ultramodernos? Solo el fin del mundo, Gran Premio del Jurado y premio del Jurado Ecuménico en la pasada edición de Cannes, parece dar la razón a quienes aseguran que Dolan, más que un cineasta histriónico, amante de historias desgarradoras y de ajustes de cuentas con su madre, es el histerismo hecho cine. SI alguien busca herederos de Almodóvar y Todd Haynes, el canadiense hoy por hoy no es la respuesta.
En persona, Dolan tampoco hace esfuerzos por ser simpático. No le gustan las preguntas que se salgan de su aproximación a su obra, y solo sonríe, abandonando ese campo, cuando se le pregunta si su madre le ha acompañado a Francia -el encuentro con los periodistas tiene lugar en el festival de Cannes- tras haber sido atizada metafóricamente en sus películas precedentes. "Sí, le gustó mucho la película y ha venido conmigo. Disfrutó mucho del paso por la alfombra roja, y del estreno". Firmado el tratado de paz maternofilial, no por ello va a abandonar ese caldo de cultivo. "Me encanta ambientar mis películas en la familia, porque casi todo el mundo tiene una, los espectadores pueden sentirse concernidos sobre lo ocurre en pantalla. La familia confunde a todo el mundo. Puede ser extraña, difícil, pero es parte de nosotros".
Dolan desgrana una teoría -"absolutamente mía"- sobre el triunfo de los temas familiares en el arte del siglo XXI: "La mayor parte de los autores no se siente con la confianza de escribir sobre temas que ellos no conocen". Llegan los cafés, Dolan para y se queja de la temperatura de la leche. "Perdón, no es importante, pero... Prosigamos. Muchos artistas proceden de familias complejas, casi desestructuradas. No digo que por eso sean artistas. Desde crío supe que yo iba a ser actor no por mi mala relación con mi padre o mi madre, sino porque quería actuar. Pero cuando te pones a escribir, sacas lo que tienes dentro de ti. Anomalías familiares, disfuncionalidades sentimentales, que marcan quién eres y cómo eres. Y estoy convencido que vale para cualquier parte del mundo".
Solo el fin del mundo se basa en una obra de teatro del francés Jean-Luc Lagarce de 1990, cinco años antes de su fallecimiento por el sida y de su reivindicación como gran dramaturgo. Dolan no ha puesto freno ni modulación a la adaptación y en la película todo son gritos, reacciones histéricas a lo que ocurre en una familia -interpretada por Nathalie Baye, Vincent Cassel, Léa Seydoux y Marion Cotillard- a la vuelta a casa del protagonista (Gaspar Ulliel). "La gracia está en que el personaje de Ulliel parece de otro planeta... o ellos parecen de otro planeta. Él se fue hace 12 años y solo volvió una vez. Decidí que no hubiera explicaciones sobre el porqué de su huida. No lo sentí necesario. El territorio en que transcurre la película es tan agresivo, tan necesitado de amor y de escucha, que uno entiende porqué el chaval se fue. Aunque en realidad cuento lo que ocurre una tarde en esa casa, y el pasado es irrelevante".
Xavier Dolan asegura que le encanta el entretenimiento. "Disfruto del cine de taquillazos, aunque jamás dirigiré una película de A todo gas. Porque en un rodaje así como mucho decides dónde poner la cámara. Yo creo en otra cosa, en crear desde dentro. O en encontrar voces como la de Lagarce, muy cercanas a tus sentimientos".
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