Los mejores momentos de la actriz y guionista Carrie Fisher, más allá de ‘Star Wars’
La princesa Leia vivió toda su vida en Hollywood, era escritora en la sombra y de las más divertidas entrevistadas
Para muchos Carrie Fisher fue solo la princesa —o general— Leia de Star Wars. Craso error. La hija del cantante crooner Eddie Fisher y la octogenaria Debbie Reynolds, protagonista todavía en activo de Bailando bajo la lluvia, ha sido parte de Hollywood desde el día de su nacimiento hasta la noticia de su muerte este martes tras días de incertidumbre en el hospital.
Porque Fisher no solo merece reconocimiento por su trabajo como actriz o por reírse de su vida en las revistas del corazón, sino también por su trabajo como una de las guionistas a la sombra más codiciadas de Hollywood. Todos la querían para mejorar sus libretos. Y había más facetas en las que brillaba en la meca del cine: no había mejor entrevistada que ella, siempre sincera, divertida y dispuesta a soltarlo todo. Por eso, es de justicia recordar algunos de los mejores momentos de Carrie Fisher sin sus ensaimadas en el pelo. "Tenía una cara muy ancha ¿Sabéis qué era la mejor idea: ponerme un peinado que hiciera más gordo mi rostro?", ironizaba en su libro Wishful Drinking.
Guionista en la sombra
La legendaria princesa Leia debería ser recordada por Hollywood también como una guionista todoterreno. Ya en el rodaje de las primeras Star Wars, la joven Fisher se encargaba de reescribir los diálogos de sus personajes. Así empezaba una carrera por la que nunca se le reconoció lo suficiente. La actriz fue durante la década una muy activa script doctor, ese rol tan poco valorado de los revisores de guion no acreditados. Por sus manos pasaron libretos como Hook de Steven Spielberg, Sister Act, Arma Letal 3, El chico ideal e incluso las precuelas de la Guerra de las Galaxias. Alguna vez, al menos, le daban cameos para agradecer su trabajo. Su vida como escritora era lo suficiente lucrativa, reconocía entonces, pero era una agente a sueldo, formando parte del equipo de varias galas de los Oscar.
Meryl Streep como Carrie Fisher
Su gran éxito como escritora, sin embargo, fue Postales desde el filo, el libro semiautobiográfico sobre la conflictiva relación con su madre. El guion también lo adaptó ella, aunque bajo las órdenes de Mike Nichols. Su rostro en pantalla era el de Meryl Streep. Su madre, Shirley MacLaine. Y, claro, Streep fue nominada al Oscar. "Después del estreno, tenía que sufrir la decepción diaria de mi familia y amigos cada vez que no era Meryl", bromeaba.
Su vida es el monólogo Wishful Drinking
Su otra gran obra es Wishful Drinking (conocida como Bendito Alcoholismo en España), unas memorias que convirtió en monólogo itinerante y especial de HBO. Fisher transformó el escenario en su casa y se atrevió a hablar de su complicada familia, sus adicciones, su afición por el electrochoque contra la bipolaridad, su relación con Paul Simon (y las canciones que le dedicó) y, sí, cierto resquemor por Star Wars. "Mi vida se resume en una frase: si no fuera graciosa, simplemente sería real, y eso es inadmisible". Este mismo 2016, la actriz publicó The Princess Diarist, memorias donde desveló, por ejemplo, que tuvo una relación amorosa con Harrison Ford. Después de su muerte, además, se ha hecho público que ya preparaba una secuela a su monólogo.
Entrevistas desenfrenadas
La promoción en Londres de este último libro es lo último que hizo antes de volar a Los Ángeles. En el programa de Graham Norton desengranó su lío con Han Solo. Era una de las mejores entrevistadas de cualquier talk-show. No tenía tapujos: lo mismo hablaba del tratamiento de electrochoque que borraban su memoria que recomendaba a Daisy Ridley cómo tratar a los hombres que se masturbaban imaginándosela.
Su sinceridad la hizo un gran ejemplo de la enfermedad mental, cuando la bipolaridad no tenía ni nombre. Se jactaba en su monólogo incluso de aparecer en un libro de texto sobre la enfermedad. "Soy un dispensador de caramelos Pez y salgo en un libro de texto médico ¿quién dijo que no lo puedes tener todo?". Ella explicó su psicología en vivo a la periodista Diane Sawyer: "Veo ciudades favoritas al otro lado de la ventana". "Toda la vida he esperado para que me dieran un premio como actriz o guionista, y ahora recibo todo tipo de premios por estar enferma mental. Parece que soy muy buena en ello".
George Lucas, centro de sus bromas
Star Wars tampoco escapó de sus constantes bromas, ni por supuesto George Lucas: "Soy una alcohólica, porque él arruinó mi vida (...) Le dije que a ver por qué no llevaba sujetador y me contestó: 'no, porque en el espacio no hay ropa interior".
Corista de su madre
"No quiero que la vida imite al arte. Quiero que mi vida sea arte". Su existencia dio a Carrie Fisher suficiente material para escribir libros y libros. Cuando tenía meses, su padre abandonó a su familia para ir a consolar a la viuda Elizabeth Taylor. "Primero le dio un pañuelo, luego le regaló unas flores y al final le consoló con su pene", contaba la hija que en 2001 reunió a ambas actrices en el telefilme These old broads. En otro de sus momentos traumáticos, su madre la sacó del colegio para convertirla en su corista, y, aunque siempre se arrepintió de esta decisión con su complicada madre, sus cualidades vocales permanecieron —poco explotadas— tras su adolescencia.
Blues Brothers y los cameos de cine
Su primer amor famoso, antes de un esposo estrella de folk y su marido homosexual, fue Dan Aykroyd, con quien compartió una divertida y alocada escena en Granujas a todo ritmo, aunque como pareja del imparable John Belushi. Uno de sus mejores cameos.
De 30 Rock a The Big Bang
Y si hablamos de cameos, no podemos olvidar los que hizo en televisión. En Weeds, The Big Bang Theory, Sexo en Nueva York y, en particular, el homenaje que le hizo Tina Fey en 30 Rock (por el que fue nominada al Emmy), al convertirla, como en la vida real, en su ídolo de la ficción. La mentora tan perturbada como la guionista protagonista, que se disfrazaba de Leia para escapar de sus labores de jurado. "Ayúdame Liz Lemon ¡Eres mi única esperanza!".
Mi perro Gary y Catastrophe
En los últimos tiempos, Fisher ha parido a otra gran estrella de las redes sociales: su perro Gary, que le acompañaba a cada entrevista, tenía una cuenta de Twitter e incluso se coló como actor en su último trabajo: la serie Catastrophe, donde interpreta a la suegra de Sharon Horgan. Porque no solo queda por ver a Fisher en el episodio VIII de Star Wars, también Catastrophe le tiene guardado algún capítulo de la inminente de la tercera temporada. Una serie adorable y divertida que supo sacar partido del talento cómico de la actriz de vuelta a Londres para ser Leia. También quede por escuchar su voz en un par de episodio de Padre de familia, donde suma una veintena de apariciones.
Fisher deja, además, su testigo a su hija Billie Lourd, actriz en la serie Scream Queens y también en las nuevas cintas de La guerra de las galaxias, en cuya última entrega ha prometido tener un papel expandido. En ambas producciones rinde homenaje a su madre con moños y orejeras que recuerdan al icónico y odiado peinado que le puso Lucas. Carrie Fisher será ese pelo para muchas generaciones, pero también era mucho más. Merece la pena recordarlo.
Babelia
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