‘Rogue one’: las otras caras de una galaxia muy lejana
El largometraje dirigido por Gareth Edwards tiene esa aura nostálgica de la trilogía original
Si uno se pone a pensar en los rebeldes de la mítica saga de Star Wars, lo primero que se le viene a la mente son los héroes de la trilogía clásica: Mark Hamill como Luke Skywalker, el joven granjero y aprendiz de Jedi; Harrison Ford como Han Solo, el piloto del Halcón Milenario y el contrabandista que se robó nuestros corazones; y Carrie Fisher como la princesa Leia, una de las artífices y mujeres fuertes de la rebelión. Pero, ¿qué pasa con todo ese contingente detrás de los rostros de nuestros protagonistas? ¿Quiénes son esos valientes seres anónimos sin los cuales el Imperio seguiría reinando en el universo creado por George Lucas? Estas preguntas son las que Rogue One: Una historia de Star Wars pretende responder.
Esta precuela/spinoff nos sitúa en el momento en el que el Imperio Galáctico ha terminado de construir el arma más poderosa de todas, la Estrella de la Muerte, pero un grupo de rebeldes decide realizar una misión de muy alto riesgo: robar los planos de dicha estación antes de que entre en operaciones. Muchos medios especializados han considerado a la nueva entrega, estrenada la anterior semana, como la mejor película de la saga desde que el Episodio IV: Una nueva esperanza llegó a las pantallas en 1977. Sin duda, el largometraje dirigido por Gareth Edwards tiene esa aura nostálgica de la trilogía original, pero a diferencia del Episodio VII: El despertar de la fuerza, estrenada hace un año, se desprende de esa mitología de la fábula del “Elegido de la Fuerza”.
Rogue One tiene una historia diferente que contar, ya que fue concebida principalmente como una película bélica, dentro de la concepción familiar de Disney. Incluso, quizá, se la podría catalogar como la cinta que mejor aborda el concepto de Guerra de guerrillas en la saga. Sus personajes no son Jedis o Siths, son soldados y espías, del tipo que luchan, sangran y que a veces mueren en combate lejos de la división moral –Fuerza versus Lado Oscuro- que cimienta a la saga. Edwards, según contó a IndieWire, se inspiró para las escenas de batallas en material de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam. La película encuentra sus mejores momentos cuando está en combate. Tiene secuencias de acción excelentemente ejecutadas, que incluso recuerdan en algunos segmentos a Apocalipsis now. Sin embargo, al también director de Godzilla (2014) le cuesta llegar al quid de la cuestión y pareciera que, a momentos, le es difícil hilvanar todas las partes y llegar a ese ansiado clímax: el robo de los planos de la Estrella de la Muerte.
Muy aparte de algunos detalles, lo que sí es digno de aplaudir es la diversidad cultural y el empoderamiento femenino mostrado en Rogue One. En tiempos de whitewashing (la práctica de dar trato preferencial a actores blancos en castings) y en los que todavía a las mujeres no se las considera para un rol protagónico, el nuevo spinoff de Star Wars sigue la estela de la anterior entrega y nos presenta a Jyn Erso, otra heroína encarnada esta vez por Felicity Jones. Es una mujer dura, con actitud, combativa e independiente. Es la que mueve las convicciones de sus camaradas, encarnados por Diego Luna, Donnie Yen, Jiang Wen, Riz Ahmed y Forest Whitaker. No son personajes complementarios, ni extras o una minoría sacrificada dentro de la película. Ellos lo son todo, son el corazón de la Alianza Rebelde.
El actor de Y tu mamá también, “el mexicano más afortunado de la galaxia”, cumple un sueño que tenía desde niño. Y no defrauda como el Capitán Cassian Andor, un agente de inteligencia de la rebelión con métodos cuestionables, pero que lo convierten en un héroe creíblemente amoral. Del lado imperial, Ben Mendelsohn es un placer en la pantalla como el nefasto Orson Krennic, el jefe de investigación de armas del Imperio.
Rogue One: Una historia de Star Wars tiene decisiones creativas mal concebidas, aunque estas no hunden a la película. Posee elementos, personajes y cameos que serán la delicia de los seguidores más acérrimos, además de funcionar como un entretenimiento que dejará satisfechos a las personas que nunca vieron una entrega de la saga.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.