Tres hermanos pianistas evocan al inglés que salvó a su padre del holocausto nazi
Coni, Karin y Federico Lechner, que vive en Madrid, homenajean a Nicholas Winton en Praga
El Palacio Czernin, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores checo, es un imponente edificio que domina Praga. Allí se dio cita la semana pasada un grupo de diplomáticos hispanoamericanos y checos para un recital del pianista y compositor Federico Lechner. Este músico, bien conocido en la escena española, ha tocado con artistas de la talla de Enrique Morente o Jerry Gonzalez, entre otros.
Pero el pianista hispano argentino no estaba solo en Praga, sino que desde Madrid y Bruselas llegaron sus hermanas Coni y Karin, ambas igualmente pianistas. De hecho, Karin Lechner ha obtenido un reconocimiento extra musical como protagonista (junto a su hija Natasha Binder) del documental La Calle de los Pianistas, del realizador Mariano Nante. Pero para entender la razón de este encuentro familiar y musical en la capital checa hay que volver la mirada hacia los tiempos oscuros de la II Guerra Mundial.
La historia comienza con el nacimiento de Jiří Frank Lechner, el 1 de mayo de 1932, en el seno de una familia judía de Praga. El avance imparable del nazismo hace temer a Bedrich y Rosa por la vida de sus hijos. Es ahí que entra en escena Sir Nicholas Winton, más conocido como “el Schindler checo”. Este filántropo y banquero inglés decidió rescatar de una muerte segura a tantos niños judíos como le fuera posible. Es así que logró organizar el primer transporte aéreo el 14 de marzo de 1939, justo un día antes de la anexión de Bohemia y Moravia al Reich alemán.
En total, este hombre logró salvar la vida de 669 niños gracias a seis trenes (conocidos como “kindertransport”, o transportes de niños, en alemán) aunque su hazaña cayó en el olvido durante 50 años, hasta que su esposa encontró las fotos y nombres de esos niños en una vieja maleta. Pero el octavo y último “kindertransport” nunca llegó a destino, ya que los alemanes invadieron Polonia ese mismo día: el 1 de septiembre de 1939. Jamás volvió a saberse de los 250 niños de ese tren perdido, ya que los niños no llegaron a Inglaterra ni volvieron a Praga. Un drama que marcó de forma perdurable a Winton.
Bedrich y Rosa Lechner lograron que sus hijos fueran incluidos en uno de estos “kindertransport”. Es así que en 1939 Jiří Frank y su hermana Hanna salieron de la Estación Central de Praga. Sus padres ignoraban si alguna vez volverían a verles. “Al llegar a Birmingham, les vieron tan asustados y unidos que no pudieron separarles. Es así que fueron adoptados juntos por la señora Price, la persona que iba a ocuparse de ellos”, explica la concertista Karin Lechner. “Me pregunto si una mujer urbana de hoy estaría dispuesta a irse a una estación de tren para meter en su casa a dos niños extranjeros con los que ni siquiera podía hablar”, reflexiona a su vez Ramiro Villapadierna, director del Instituto Cervantes de Praga y organizador de los conciertos de Federico Lechner.
Muy pocos niños de los “kindertransport” volvieron a ver a sus padres con vida. Pero Jiří Frank y su hermana Hanna fueron de los afortunados. Viajaron de Birmingham a Buenos Aires en 1940, donde les esperaban sus padres, quienes lograron finalmente huir de la Europa nazi tras convertirse al catolicismo y conseguir un visado de trabajo argentino con ayuda de un primo. Con el paso del tiempo, Jiří se convirtió en abogado y pianista repetidor del Teatro Colón.
Finalmente, casi 80 años más tarde, Federico Lechner pudo presentar en la ciudad natal de Jiří su CD Cartas a mi padre, grabado a piano solo en Madrid en 2014. “En el disco toco piezas que tienen para mí un significado especial. Son como mensajes que le mando a mi padre. Cosas que le cuento, o que a él le gustaba tocar, como las “Kinderszenen” de Schumann”, explicó el pianista antes de presentarse en el 21 Festival Internacional de Piano Jazz de la capital checa. “Me conmueve ser parte de esta nueva conexión que se establece entre Madrid y Praga. Pienso en el gesto universal y humano que llevó a los Lechner de Inglaterra a Argentina, y que hoy devuelve a Praga un talento artístico que, de otro modo, hubiera acabado entre las cenizas del Holocausto”, comentó Ramiro Villapadierna.
Entre 1939 y 1945 fueron asesinados la madre, los dos hermanos, el sobrino y el cuñado del abuelo Bedrich Lechner. Pero su nieta Karin es la única que llegó a encontrarse en persona con el hombre que salvó la vida de su padre, fallecido el pasado año. "Le conocí en 2009, con motivo del homenaje por su 100 cumpleaños, en Londres. Sir Nicholas era un hombre muy humilde, que pedía que le llamáramos simplemente “Nicky”, y que no consideraba haber hecho nada especial”, rememora la pianista residente en Bruselas. “Nicky pensaba que si una persona está en posición de ayudar a los demás, es normal que lo haga. Pero me alegra haber llegado a decirle que mi hija Natasha y yo vivimos gracias a lo que él hizo”.
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