Despedida de empleados
Un relato típico de juerga de solteros, pero ambientado en la celebración navideña de una moderna compañía con amenaza de cierre patronal
Las comidas de Navidad de las empresas suelen ser para muchas personas la versión laboral de las despedidas de solteros. Ese lugar y momento en el que dejar atrás la timidez y la mesura, la moral y la sumisión, el autocontrol y la mano izquierda, en el que dar libertad bajo fianza al verdadero ser que se lleva dentro. Un día para el todo o nada, para el despliegue del animal de bellota que lleva 364 días agazapado, para triunfar en los terrenos más diversos o jugarse tanto la dignidad como el puesto. Algo que han vislumbrado con ojo social y comercial Josh Gordon y Will Speck, directores de Fiesta de empresa, que han conformado un relato típico de juerga de solteros, pero ambientado en la celebración navideña de una moderna compañía con amenaza de cierre patronal.
FIESTA DE EMPRESA
Dirección: Josh Gordon, Will Speck.
Intérpretes: Jason Bateman, Olivia Munn, T. J. Miller, Jennifer Aniston.
Género: comedia. EE UU, 2016.
Duración: 105 minutos.
No en vano, el engranaje general de la historia lo han escrito Jon Lucas y Scott Moore, guionistas de Resacón en Las Vegas, meridiano referente de la película junto a clásicos de la comedia gamberra prenupcial como Despedida de soltero y Very bad things. Con una novedad: no hay distinciones de género y, cada cual con sus particularidades (o no), tanto mujeres como hombres se desfogan por igual, como si las chicas de La boda de mi mejor amiga trabajaran en la empresa de El lobo de Wall Street.
Gordon y Speck, que en la simpática Un pequeño cambio (2010) ya habían demostrado estar un peldaño por encima de la comedia romántica convencional, controlan bien su puesta en escena para no cometer el error de estar todo el tiempo demasiado arriba, y la vis cómica del reparto completa un panorama desinhibido que, sin pretender inventar la pólvora, cumple expectativas. Lo que hace de Fiesta de empresa la película perfecta para ver el día de antes de la comida navideña del trabajo, inyectarse su espíritu gamberro y suicida, y al menos cagarla con actitud cinematográfica.
Babelia
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