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Crítica | La substància
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cadaqués (China)

El director no impone un fácil discurso sobre la era del simulacro, sino que enfrenta Cadaqués con su imagen en el espejo

Fotograma de 'La substància'.
Fotograma de 'La substància'.

En su ensayo Shanzai. El arte de la falsificación y la deconstrucción en China (Caja Negra), el coreano Byung-Chul Han rememora la expeditiva reacción del Museo de Etnología de Hamburgo cuando sus responsables tuvieron noticia de que la colección de guerreros chinos de terracota que centraba una de sus exposiciones estaba compuesta de copias. La necesidad de preservar la reputación del museo motivó la rápida clausura de la muestra en 2007, pero lo que había tenido lugar ahí no era precisamente un engaño, sino un flagrante problema de comunicación. Los responsables del Museo de Hamburgo habían caído en una trampa cultural sin que nadie hubiese pretendido tendérsela: el concepto de original no posee el mismo valor en la tradición cultural china que en Occidente, donde se asocia a las ideas de verdad y trascendencia. En una cultura donde el budismo y el taoísmo privilegian los conceptos de mutabilidad y proceso, incluso la conservación del patrimonio cultural pasa por la réplica y la sustitución: por una peculiar forma de reencarnación, en suma.

LA SUBSTÀNCIA

Dirección: Lluís Galter.

Género: documental. España, 2016.

Duración: 84 minutos.

En La substància, Lluís Galter parte de una encrucijada similar entre dos culturas: en el año 2010, la empresa China Merchants Zhangzhou puso en marcha el proyecto de construir una réplica del municipio gerundense de Cadaqués como resort vacacional capaz de acoger a 15.000 residentes en la bahía de Xiamen. El cineasta, que ya tuvo una poderosa idea en su debut al plantear un wéstern bressoniano en torno a la figura del último maquis –Caracremada (2010)-, no impone un fácil discurso sobre la era del simulacro, sino que enfrenta Cadaqués con su imagen en el espejo para acabar efectuando el juego prestidigitador de fundir los dos territorios en un fértil limbo expresivo que, en algunos de sus mejores momentos, llega a recordar ciertos trazos del cine de Jia Zhangke.

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