CFC: la reina del relato
A lo largo de 35 años nada menos, la autora ha conseguido erigir un sutil universo propio
Si yo hubiera formado parte del jurado también habría apostado por esa obra de madurez plena que componen los cuentos de La habitación de Nona, como el mejor libro narrativo del 2015. No en vano, a lo largo de 35 años nada menos, la autora ha conseguido erigir un sutil universo propio, ocupando un lugar destacado en la historia de la literatura en lengua española, en la del difícil arte del cuento.
La habitación de Nona es un libro enigmático, emocionante e inteligente, en el que tampoco escasea el humor. A pesar de que los cuentos sean independientes, a su autora le gusta afirmar que entre ellos se generan pasadizos secretos. Casi todos están narrados en primera persona por mujeres o niñas innominadas, aun cuando la escritora prefiera hablar de mirada, más que de punto de vista, y los distintos protagonistas y personajes sean femeninos, con alguna excepción. Fijémonos también en el lugar que cada una de las piezas ocupa en el libro, y apreciaremos su relevancia en el caso de las dos últimas, pues La nueva vida apela a la existencia privada de la autora, mientras que el cuento que cierra el volumen resulta esperanzador, tras varias narraciones misteriosas, e incluso de corte ominoso. En el centro del volumen aparece Interno con figura. Y, sin embargo, al utilizar uno de los cuentos para titular el conjunto, decide destacarlo. También habría que llamar la atención sobre los restantes: no en vano, en cuatro de ellos se aprecia una cierta vinculación con los cuentos folclóricos. Mientras que los personajes de Barbro y Berta, cada cual a su manera, se muestran como la reencarnación doméstica de la maldad. En cambio, en La nueva vida y en Días con los Wasi-Wano se vale de juegos con el tiempo. La autora ha comentado que si hubiera tenido que poner advertencias al comienzo de cada cuento, en el primero habría escrito: “¡Cuidado con los amigos imaginarios!”; y en el segundo: “¡Cuidado con las viejas!”. Si continuamos nosotros con el juego hasta el final, las advertencias del resto de los relatos podrían haber sido: “¡Ojo con la imaginación!”, “¡Atención a las madrastras!”, “¡Cuidado con quedarse anclado en el pasado!” y, por último, “¡No caigamos ni en la cobardía ni en los celos!”.
El jurado ha querido destacar “la madurez de una obra que representa la excelencia del relato breve” y que la autora alcanza “la esencia y la vitalidad propias de lo mejor de este género”. Y así es; se trata de un premio merecido para un gran libro de una excelente escritora, quien, además, cuando habla de su obra o lee sus relatos, consigue siempre encandilar al público.
Fernando Valls es profesor de Literatura Española Contemporánea en la Universidad Autónoma de Barcelona.
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