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“Sin traductores, la literatura no existiría”

Ramón Buenaventura gana el Premio Nacional por verter al español 60 títulos

El escritor, traductor y poeta Ramón Buenaventura, en Madrid.
El escritor, traductor y poeta Ramón Buenaventura, en Madrid.Samuel Sánchez

El traductor, novelista y poeta Ramón Buenaventura ha sido galardonado con el Premio Nacional a la Obra de un Traductor 2016. Dotado con 20.000 euros, le ha sido concedido por “ser uno de los grandes de la traducción del inglés y del francés al castellano”, según informó este jueves el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, organismo que lo otorga. Aunque confiesa que no esperaba ser el ganador, el traductor de obras de Philip Roth y Sylvia Plath —sus autores favoritos para traducir— manifiesta una “alegría enorme” por recibirlo, pero cree que los reconocimientos no hacen que su oficio sea más valorado.

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“Un premio significa una alegría, no mucho más que eso”, dice Buenaventura (Tánger, 1940), que ha vertido al español también textos de Rimbaud, Anthony Burgess, Scott Fitzgerald y Jonathan Franzen. El ganador del Premio Stendhal de Traducción 2003 por la obra La sangre negra de Louis Guilloux, considera que si bien un galardón ayuda a que el traductor se valore a sí mismo y a generar respeto dentro del gremio, “de cara al público los premios son inútiles”. “El lector ni siquiera se entera de quién traduce las cosas”, afirma en un tono firme.

Aún así, sostiene con la misma firmeza que “sin traductores, la literatura no existiría”. Para él, que ha trabajado con más de 60 títulos en francés e inglés, la literatura, “las grandes literaturas”, se ha creado a partir de las traducciones, aclara.

El jurado del premio, que distingue el conjunto de la labor realizada por un traductor español —sea cual sea la lengua o lenguas utilizadas—, ha destacado su “larga trayectoria que abarca obras clásicas y contemporáneas”. Y en esta carrera en la que lleva casi 50 años, no ha habido traducción fácil para Buenaventura: “Toda traducción es una forma de lectura. Uno lee y en vez de conformarse con leer escribe la lectura, eso significa que tiene que hacer que su propia lectura sea legible para los demás y eso es complicado siempre”.

Novelista y poeta

A pesar de la facilidad que tienen cada vez más personas para leer en otro idioma, no le preocupa que el trabajo de los traductores termine en un futuro. Lo que es más, le parece “perfecto” porque “al fin y al cabo la traducción es siempre un trabajo lamentable en el sentido de que uno cuando traduce cosas sabe que está generando un resultado inferior al original”. Por lo que señala que sería “maravilloso” si todo el mundo fuera capaz de leer los libros en el idioma original que están escritos. Pero se sabe tranquilo, pues eso “no va a suceder mañana”.

La obra y los reconocimientos de Ramón Buenaventura no se limitan solo a la traducción. Con su libro de poesía Eres ganó en 1989 el Premio Miguel Labordeta y con su novela El año que viene en Tánger (1998) le otorgaron el Premio Ramón Gómez de la Serna, Villa de Madrid.

Asegura que ahora mismo no tiene ningún proyecto de su autoría en puerta, aunque reconoce que la escritura es muy fácil de compaginar con la traducción porque “son labores que tienen una continuidad bastante marcada”, y el trabajo de traductor se integra en el de formación de lectura que “es imprescindible para cualquier escritor, sea novelista, poeta o cantautor, ya que los cantautores ganan los premios Nobel últimamente”, dice entre risas.

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