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Cine paralímpico en Perú

'Rodar contra todo’, el documental sobre la selección peruana de rugby en silla de ruedas

Un fotograma de 'Rodar contra todo'.
Un fotograma de 'Rodar contra todo'.

Una docena de hombres y mujeres salen de sus casas dos veces por semana a entrenar en la selección nacional de quad rugby y se enfrentan a taxistas que no quieren llevarlos, vehículos que invaden rampas, y hasta pasajeros sentados en los lugares reservados para sillas de ruedas en los escasos ómnibus que tienen ese espacio en Lima.

El documental Rodar contra todo muestra cómo la adrenalina y la fuerza del deporte de contacto impulsa la vida de personas cuadripléjicas que pensaban que tendrían que quedarse en su cama o dependiendo de otros para todo. “Desde niña soy muy guerrera, para mí la vida es un reto”, explica Lucía, una de las protagonistas del largometraje de la directora peruana Marianela Vega, que lleva un mes de proyecciones en salas de cinearte de Lima. “También soy fondista, en casi un año he corrido en 10 competencias y en la última 10K bajé mis tiempos. Me privo de muchas cosas para poder gastar en transporte hacia los entrenamientos o torneos”, añade la deportista.

El documental, que Vega comenzó a rodar en 2012, tuvo también sus altibajos por falta de fondos. “No sabíamos si íbamos a poder terminarlo, también por eso se llama así”, explica la cineasta. Como ciudad, Lima no está adaptada para quienes se transportan con la fuerza de los brazos, y en Perú el deporte tiene insuficiente apoyo estatal o privado, peor aún cuando se trata de deporte adaptado para personas con discapacidad: la historia de este equipo es singular porque se encuentra en el cruce de dos temas desatendidos e invisibles.“Tendrían todas las excusas a la mano para tirar la toalla pero no lo hacen. Este deporte se ha convertido en algo muy importante para ellos, les ha dado una motivación, un grupo de amigos, algo de lo que estar orgullosos y por qué luchar”, dice Vega.

La selección comenzó en 2012 como un club de quad rugby de Lima, con el apoyo del proyecto Maximus, que donó sillas de ruedas fabricadas para entrenamiento, pero un par de años después los fondos para entrenador y materiales se terminaron. Actualmente, la Federación Deportiva Nacional de Personas con Discapacidad Física (Fedenadif) se hace cargo de los honorarios del entrenador y el Instituto Peruano del Deporte les ha entregado un uniforme, pero las sillas ya lucen gastadas, las ruedas deterioradas y cada quien tiene que pagar sus gastos de cinturones y guantes, indispensables para jugar, además del transporte.“Hemos parchado las cámaras varias veces, pero mira la cocada, esto resbala y gasta más los guantes”, señala Lucy, asistente técnica ad honorem del equipo, en un entrenamiento afuera del Estadio Nacional.

“Ojalá que para los Panamericanos y Parapanamericanos de Lima (2019), tengamos nuevas sillas para competir y entrenar”, añade Alfredo, el único que llega en su auto a los entrenamientos y que se lesionó la médula espinal a causa de un accidente automovilístico”.Lucy describe además la diferencia entre las sillas: “la selección peruana recibió la donación para entrenamiento, pero con éstas no podrían competir internacionalmente. Estas no son las reglamentarias, les faltan parachoques”, agrega.

Deporte de contacto

It is a sport contact, hit! (es un deporte de contacto, golpeen!)”, se le escucha exclamar al presidente de la federación internacional de la disciplina, John Bishop, en una escena filmada en Medellín, en la primera competencia internacional del grupo. “Con los choques te pones rabiosa, emotiva, es pura adrenalina”, describió María Luisa Huerta en el estreno del filme. El deporte se juega en dos tiempos de 15 minutos (o en cuatro de ocho minutos según el reglamento internacional): los defensas tienen un tipo de silla que permite enganchar o trabar al contrincante en el choque, y los anotadores usan otra con un parachoques redondo. El choque es el equivalente a la marcación en el fútbol, indica Lucy.“Después de un partido termino cansado, ¡pero nos hace bien!, sobre todo al sistema digestivo. En Medellín los choques nos remecían hasta la cabeza, pero es porque los colombianos tenían otras sillas”, cuenta Alfredo. Las escenas del documental que relatan ese viaje retratan las dificultades en los aviones para quienes andan en sillas de ruedas.

El documental de 70 minutos refiere que la selección busca auspiciadores de cara a los Panamericanos de 2019, cuando esperan encontrarse, como anfitriones, con los campeones de la disciplina como EE UU y Canadá. Todavía no los han conseguido, pero los deportistas se están ganando el corazón de los espectadores por su garra y espíritu de equipo.

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