Núria Espert: “El partido más votado debería gobernar con la abstención de los demás”
La actriz catalana arremete contra el ninguneo político de las artes y asegura que el bloqueo institucional es "deliberado e indecente"
Núria Espert ha aparcado durante dos días las representaciones de Incendios, de Wajdi Mouawad en el Teatro de la Abadía (Madrid) y se ha venido a Oviedo para recoger, mañana viernes, el Premio Princesa de Asturias de las Artes, “un premio”, ha dicho durante un encuentro con los medios, “que no me lo dan a mí, sino al teatro, desde el productor hasta el tramoyista". "A alguien le tenía que caer y me ha caído a mí".
La actriz nacida en Hospitalet de Llobregat (Barcelona), en 1935, ha hablado, sí, de la escena y sus luces y sus sombras, pero ha lanzado también una durísima diatriba contra la actitud de los políticos españoles y su trato a la cultura: "La cultura en España es un desastre total, una catástrofe. Nuestros políticos han estado durante demasiados días debatiendo de todo, pero ni una sola vez sonó la palabra cultura en esos debates, en los que se habló hasta del agua de los regadíos, pero muy poco, casi nada, de educación, que es el problema real de este país, y nada de cultura. No sé si es premeditado o pura estulticia. La cultura no da ni un voto, piensan nuestros políticos, y se equivocan, porque aunque es verdad que España no es un país muy culto somos millones de personas las que la necesitamos para vivir". La actriz exigió a los gobernantes que no sigan aplicando al teatro "los mismos impuestos que se aplican a los diamantes".
Tampoco se ha cortado la histórica intérprete de Yerma a la hora de opinar sobre la situación política española: "Se ha prolongado de una manera equivocada, deliberada e indecente, y por intereses que no son los nuestros, algo que se tendría que haber resuelto mucho antes y de forma democrática. La sociedad española dijo claramente que ya no quería dos partidos, y votó también a otros, pero votó más a uno que a otros. Así que después de no alcanzarse la investidura, la cosa se tendría que haber acabado y el partido más votado debería haber pasado a gobernar con la abstención de los demás, aunque hubiera sido un Gobierno en minoría y aunque hubiera durado solo dos años; y no se puede entender que esto se estire y se estire y que aún no sepamos si tendremos que votar otra vez".
En cuanto a su relación personal con los escenarios y con el hecho de saltar a ellos noche tras noche desde hace casi 70 años, Espert se mostró emocionada y pareció al borde de las lágrimas cuando explicó: "Ni nosotros comprendemos cuál es el fenómeno que se da en el corazón y en la cabeza de un actor para dejar en casa a un padre agonizante… o para irse a hacer la función al salir del entierro de un hijo. Es una deformación de la emoción”.
Y habló así de su propio caso: “Cuando falleció mi marido, Armando Moreno, creí que el mundo se hundía. Yo estaba haciendo El cerco de Leningrado con María Jesús Valdés, en el Teatro Español, y cuando acabó el entierro me fui al teatro a hacer la función. Curiosamente, en el escenario me sentí entera, no era ni una sombra ni un fantasma. Mi hija me dijo si quería que anuláramos. Yo le dije que si podía, pusiera dos funciones diarias. Era el único lugar donde podía respirar… era eso o ingresarme para que me durmieran”. Y añadió, con la mirada perdida: “Esto no es meritorio… y no es solo deformación profesional, es algo más profundo… ahí arriba, en el escenario, eres tú y no eres tú, eres tú y eres la otra. Y cuando llega la calamidad, al teatro no vas tú, va la otra”.
Babelia
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