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Nuevos aires en La México

Mario Zulaica quiere reavivar la afición de la mayor plaza del mundo

Mario Zulaica en un tendido de la Plaza México.
Mario Zulaica en un tendido de la Plaza México.Francisco Cañedo

En menos de ocho semanas ha tomado las riendas del mayor coso del mundo. La Plaza México cambió de manos este verano. Tras un cuarto de siglo bajo el mandato del polémico Rafael Herrerías, Mario Zulaica (San Luis Potosí, 1981) es el nuevo gerente responsable de la plaza de toros. La empresa está integrada por el arquitecto Javier Sordo Madaleno y el empresario Alberto Bailleres, dos personalidades que piensan a lo grande.

El estudio de Sordo Madaleno es el autor de la futura Torre Reforma Colón, el que será el rascacielos más alto de América Latina (309 metros y 65 pisos), pero también es ganadero de Xajay, una de las divisas más cotizadas entre las figuras. Bailleres, por su parte, es el Señor de la Plata. En sus minas se explota más del 20% de todas las reservas mundiales. Es dueño también de dos firmas reconocidas, las galerías Palacio de Hierro y los seguros GNP. La segunda fortuna de México es, además, apoderado de José Antonio Morante de la Puebla, gestiona los principales cosos del país azteca y en España se ha asociado para llevar plazas de primera. A punto estuvo de llevar las riendas de Las Ventas, ahora en manos del francés Simón Casas.

La Plaza México tiene el mayor aforo del mundo.
La Plaza México tiene el mayor aforo del mundo.Francisco Cañedo

Zulaica, que fue novillero, tiene libertad a la hora de confeccionar los carteles, pero también la responsabilidad de hacer que, tarde a tarde, sean menos las localidades vacías. El reto no es fácil: la plaza afora más de 42.000 localidades, que casi nunca se agotan. La última vez fue el pasado invierno, cuando el español José Tomás y el hidrocálido Joselito Adame se enfrentaron mano a mano. “La meta es que agotar boletos sea algo más común, que la expectación crezca, que se vuelva a hablar de toros, de los carteles domingo a domingo”, confiesa. Tiene cinco años por delante y muchos toreros en la cabeza.

Zulaica no se aventura a dar ningún cartel o nombre concreto, pero sí enumera una serie de toreros cuyas virtudes le agradan: “Los hay que no pasan de moda, Juli, José Tomás, Pablo Hermoso de Mendoza, Ponce, Castella, Talavante, Morante, Manzanares y Perera. También nos interesa Roca Rey, por supuesto, y, como siempre, con las primeras figuras de México”. El gerente es también apoderado de Arturo Saldívar, un fino torero mexicano que sorprendió en su etapa de novillero en Las Ventas: “Tuvo un gran momento, después un bache, y ahora ha vuelto a asumir compromisos fuertes”.

Mario Zulaica en la oficina de la plaza de toros.
Mario Zulaica en la oficina de la plaza de toros.Francisco Cañedo

Tras un comienzo de temporada con novilladas de rodaje, llegan los festejos más serios con novedades. El primer cambio no es sólo estético. Las localidades de barrera están cambiando las sillas de hierro por butacas de última generación, como las de cualquier otro espectáculo contemporáneo, pero con un esfuerzo especial por mantener la estética. “70 años después de su estreno, ya iba tocando actualizarse”. Conocedor del mundo del espectáculo, sabe que se enfrenta a propuestas de ocio que no existían cuando se creó la plaza. El cine, el teatro, las ferias temáticas... todas ofrecen comodidades y novedades. “Pero pocos espectáculos tienen la autenticidad de este, nada despierta más pasión y sentimiento”, afirma. No se encontró el ruedo en el mejor estado, tampoco los corrales, pero evita entrar en polémicas con la administración anterior. Las redes sociales son también una de las claves del cambio. Apuesta por perfiles activos, que expongan las bondades de la tauromaquia a los curiosos y mantengan diálogo con los aficionados. “Al margen de la mercadotecnia, hay que hacer las cosas con transparencia”, dice.

Excelente comunicador, Zulaica fue actor de telenovelas y se graduó en CEA, el centro de Televisa. Esta temporada ya ha puesto su mejor cara a las manifestaciones de antitaurinos. “No veo mal que se manifiesten. Respeto todas las opiniones, pero sí creo que venir a insultar a la puerta es una provocación”, reconoce. “Vivimos un buen momento, pero nos falta un último toque para catapultar toreros. El aficionado mexicano es entregado, para bien y para mal”, admite.

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