La huella digital que condujo hasta los ladrones de los ‘bacons’ robados
Un programa reveló la cámara usada para fotografiar las obras y quién era su dueño
Una fotografía digital puede conducir hasta el modelo de la cámara que se ha utilizado y señalar a su dueño, algo que ignoraban los autores del mayor robo de arte contemporáneo de España. Dos fotografías de uno de los cinco cuadros de Francis Bacon robados en Madrid a un heredero del genial pintor irlandés fueron una de las pistas principales para conducir hasta los presuntos autores del robo y detenerlos. Los sospechosos, un grupo de intermediarios, peristas y anticuarios, mostraron y enviaron a un marchante catalán dos fotografías de uno de los cuadros robados. La huella de esa fotografía fue una de las pistas principales de una investigación que continua porque las obras valoradas en más de 30 millones siguen sin aparecer.
Los agentes recibieron de Art Loss Register la fotografía de uno de los retratos robados, por delante y por detrás. La compañía británica ligada Sothebys la había recibido a su vez del anticuario catalán Juan Marce al que le habían ofrecido la obra dos intermediarios de El Rastro de Madrid. Antes de iniciar su venta y buscar un comprador Marce quería comprobar si la obra figuraba en el listado de Interpol de cuadros robados y había pedido un informe al respecto. La empresa inglesa informó de inmediato la consulta a la Policía española al descubrir que era una obra robada y los policías solicitaron a Art Loss Register que demorar todo lo posible su respuesta al anticuario español para ganar tiempo en su investigación.
Para intentar llegar hasta el autor de las fotografías los miembros de la Brigada de Patrimonio Histórico la Policía emplearon el programa informático Picasa, un software especializado en la extracción de los metadatos (Exif) que les facilitó la fecha y hora exacta en la que se hizo la fotografía; marca y modelo de la cámara utilizada y objetivo; propiedades de la imagen; localización exacta y ubicación; número de serie de la cámara. Con este número de serie emplearon un software online gratuito http://www.stolencamerafinder.com mediante el cual obtuvieron otras fotografías hechas con la misma cámara y la fecha en las que se tomaron. Los agentes buscaron en Google Chrome esas instantáneas que a su vez les guiaron hasta el enlace de una página en Internet de un fotógrafo profesional.
La Policía empleó el programa Picasa para localizar la cámara y a su dueño
Estas últimas imágenes, todas de índole publicitaria, llevaban el crédito de su autor, el fotógrafo J. M. R., pero la Policía comprobó que se habían realizado con otra cámara diferente. No era la Canon EOS 5D Mark II empleada en septiembre de 2015 en fotografiar el retrato de Bacon robado dos meses antes en el número 2 de la Plaza de la Encarnación, en pleno centro de Madrid.
A las 8,30 de la mañana del pasado 17 de marzo los agentes registraron la casa del fotógrafo con orden judicial. Llevaban semanas vigilándolo y con su teléfono móvil intervenido sin observar nada raro. El profesional les explicó que hacía varios años había vendido su cámara a la productora madrileña Addict Studios. La cámara había sido alquilada allí por una persona que firmó el albarán con el nombre de Cristóbal Caballero, nombre y segundo apellido de un marchante de arte relacionado con Ricardo Barbastro, la persona que movió las fotografías e intentó vender los cuadros en su casa de Majadahonda (Madrid), y con Cristian Ferriz, un conductor de empresa que supuestamente participó en una reunión de un bar en la calle Doctor Fleming de Madrid donde se ofrecieron los cuadros robados a una galerista que los rechazó. Este marchante también conocía a los dueños de la productora, pero niega cualquier relación con los hechos y asegura que suplantaron su nombre e imitaron su firma para alquilar la Canon.
"Tenían que haber pedido mi colaboración en vez de intervenir mi teléfono", se lamenta el anticuario que recibió la fotografía
Una prueba pericial no ha podido acreditar que el marchante alquilara la cámara y el testimonio del empleado de Addict Studios R.B.O que la alquiló describe al cliente como “un varón de unos 50 años que se presentó muy arreglado”. No recuerda sus rasgos faciales debido al tiempo transcurrido.
El examen mediante programas informáticos de las fotografías que mostraron los intermediarios facilitó a los investigadores más pistas que otros métodos convencionales empleados en la búsqueda de los cuadros. Según consta en las diligencias judiciales el juez que investiga el caso autorizó la petición a las operadoras de telefonía móvil Lycamobile SL, Digi Spain Telecom S.L.U., Vodafone Ono S.A.U, Tuenti Technologies SL y Pepemobile S.L para que les facilitaran todas las llamadas hechas en la zona del robo entre las 20.30 horas y las 22.30 del pasado 25 de junio, presumiblemente la fecha en la que se produjo el robo; los vídeos de las cámaras del Senado, muy cercano al domicilio; y las matrículas de los vehículos aparcados en la zona durante esos días que ha proporcionado el Servicio de Estacionamiento Regulado del Ayuntamiento de Madrid (SER).
Quince meses después del robo los cinco bacons continúan desaparecidos pese a que las pistas obtenidas lograron la detención de siete personas a las que el juzgado acusa de encubrimiento. Juan Marce, el anticuario de Sitges que recibió las fotografías y rechazó la obra al comprobar que eran robadas, se lamenta así: “En vez de haberme intervenido el teléfono, la Policía tenía que haber pedido mi colaboración. Yo les habría dado cuerda, habría simulado que había un comprador y se habrían recuperado. He tenido obras de Bacon, pero al principio pensé que eran falsificaciones. Luego comprobé que se trataba de un original. Este es un robo misterioso y creo que conflictivo. En mi opinión estas obras no aparecerán nunca”.
investigacion@elpais.es
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