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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El negocio del arte robado

Una firma privada recupera obras maestras a cambio de dinero para seguir su labor

MARCOS BALFAGÓN

Scotland Yard tiene un listado de 57.500 obras de arte robadas. El de Interpol lo conforman solo 40.000, mientras que el del FBI no llega a las 8.000. Una empresa privada londinense llamada Art Loss Register (Registro de Obras de Arte Desaparecidas) tiene un listado mucho más completo: 350.000 obras robadas o en paradero desconocido. Es evidente que solo en virtud de su base de datos una empresa tiene más información sobre este espinoso asunto que los tres cuerpos policiales citados juntos.

Según contaba ayer la edición global deThe New York Times, esta empresa que lleva operando un par de décadas sirve de gran ayuda en multitud de ocasiones a la propia policía. No solo registra toda obra de arte robada o desaparecida, sino que la busca, a veces hasta encontrarla. Un caso reciente ha sido el del cuadro de Matisse Le jardin, robado del Museo de Arte Moderno de Estocolmo en 1987 y recuperado en enero de este año gracias al buen hacer de Art Loss Register, que cobró, obviamente, por su trabajo. En 22 años de actividad, la empresa londinense ha recuperado más de 250 millones de dólares en arte y ganado una parte importante cobrando sus tarifas correspondientes a las aseguradoras y a las víctimas.

Art Loss Register tuvo una brillante y original idea para poner en marcha un negocio. Sus problemas son, sin embargo, de gran envergadura. El primero es la dificultad para cobrar. La firma contactó un día con el Museo de Bellas Artes de Orleans para informarle de que podía restituirle una pintura robada de Alfred Sisley. El museo desconfió y terminó llamando a la policía. Nunca logró recuperar el cuadro y Art Loss Register, por consiguiente, jamás pudo obtener el beneficio esperado.

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El otro gran problema de la firma británica es la sospecha que se cierne sobre sus métodos. ¿Con quién contacta? ¿Paga a los confidentes? ¿Por qué no informa a la policía de quiénes actuaron de intermediarios? ¿No es su trabajo, en definitiva, un buen incentivo para los ladrones de guante blanco? Pero la policía asegura que la firma es una gran ayuda.

Algunos Gobiernos, como el español, debieran tener en cuenta sus servicios. Por si acaso.

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