La escritora Rosa Ribas cierra su trilogía con la España de los 50
La novela 'Azul marino’ tiene como escenario el puerto de Barcelona lleno de americanos
La sexta flota americana desembarca en el puerto de Barcelona y la rutina que reinaba en la Cataluña franquista se ve alterada por los estadounidenses. Rosa Ribas cierra con Azul marino (Siruela) la trilogía que inició con la también escritora Sabine Hofmann Don de lenguas y El gran frío. Cierre y final de una etapa para esta filóloga que decidió un día ampliar sus estudios en Alemania y lleva ya 25 años en ese país. Con la perspectiva que da la distancia y el conocimiento de un país que no es el suyo, esta catalana tiene previsto embarcarse en una nueva novela sobre las historias de los hombres y mujeres que en los 50 y 60 emigraron a los países del norte de Europa donde era más fácil vivir que en esa España sin expectativas de futuro, y más concretamente en Alemania.
Azul marino se ubica en la Barcelona de 1959. “La llegada de los americanos a España supone una bombona de oxígeno al régimen de Franco, que en ese momento concreto de la historia se estaba asfixiando. Y para la zona portuaria de Barcelona, y el barrio chino dinero para que sus habitantes puedan alimentarse”, señala la escritora al explicar las razones que le llevaron a centrarse en ese periodo histórico. “Mis abuelos tenían un puesto de verduras en el Mercado de La Boquería y narraban con exquisita precisión cómo cambia el mercado cuando la flota americana llegaba a puerto”. Rosa Ribas cuenta todo ello a través del asesinato de un marinero estadounidense en un antro del Barrio Chino. Inicialmente parece que la muerte o es la consecuencia de una reyerta, pero la perspicancia y curiosidad de la periodista Ana Martí serán fundamentales a la hora de esclarecer el suceso, ya sea ejerciendo como intérprete de su viejo conocido, el inspector Isidro Castro, en su forzoso entendimiento con la Policía Militar de la Marina americana, o bien desarrollando sus propias investigaciones para El Caso y Mujer Actual.
El apoyo de su prima Beatriz Noguer, con la que ahora comparte casa, y de Lawrence, su profesor de inglés, serán fundamentales para que Ana ate cabos y conecte unas pistas que en principio no parecían tener sentido.
“El doble que se utilizaba en el franquismo, el silencio en determinados aspectos de la vida fue lo que me llevó a dar a una mujer el don de la palabra, la periodista Ana Martí”, explica. Rosa Ribas (Prat del Llobregat, Barcelona, 1963) asegura que escribir esos tres libros le ha ayudado entender mejor a una generación como fue la de sus progenitores, hombres y mujeres que tuvieron difícil y en algunos casos imposible, acceder a la Universidad. “Mi padre a los 15 años estaba trabajando y siempre añoró haber podido estudiar”.
Rosa Ribas comenzó a escribir en 2006 mientras impartía clases en la Universidad de Fránfort. Actualmente vive de la literatura. Es una mujer que planifica su trabajo cada jornada y empieza muy temprano. En la primera hora sale a tomar un café donde en cuartillas de papel y a lápiz va escribiendo sobre la historia que tiene entre manos. Vuelva a casa y realiza una jornada laboral en la que solo ella y sus personajes están inmersos en su mundo literario.
Sus tres últimos trabajos los ha realizado con la también escritora y traductora Sabine Hofmann (Bochum, Alemania, 1964) quien trabajó varios años como docente en la Universidad de Fráncfort.
Ribas se acerca con frecuencia al Centro gallego de Fráncfort para escuchar historias y anotar en su mente las drámaticas situaciones que atravesaron aquellos hombres y mujeres, la mayoría de ellos analfabetos, que llegaban a Alemania tan solo con lo puesto. De esas aventuras saldrá su próximo libro.
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