Fracaso de los toros de Fuente Ymbro en el cierre de la feria de Logroño
Lluvia de orejas para Hermoso de Mendoza, Galán y Vicens en el festejo final de Salamanca
Una blanda y muy descastada corrida de Fuente Ymbro dilapidó el último festejo de la feria de San Mateo de Logroño, en el que solamente Sebastián Castella logró una oreja en el último toro de la tarde y del ciclo logroñés. Diego Urdiales, con quien se enfrentó mano a mano, fue ovacionado.
Con más de media entrada, se lidiaron cinco toros de Fuente Ymbro, el cuarto como sobrero, justos de presentación, blandos y descastados, a excepción del buen sexto, que también fue el de mejor presencia. El quinto fue un sobrero de Juan Manuel Criado, también deslucido por su absoluta falta de codicia. Pitados el el arrastres el segundo, tercero y cuarto.
Diego Urdiales: pinchazo y estocada arriba (ovación tras aviso); estocada caída y descabello (silencio); casi entera delanterilla (silencio tras aviso).
Sebastián Castella: estocada caída (silencio); estocada caída y dos descabellos (silencio); estocada ligeramente trasera (oreja).
Poca presencia y menos esencia aún tuvo el primer toro de la tarde, que pronto evidenció poca fortaleza, además de mansedumbre. Se movió a su aire y rehuyó la pelea. Urdiales estructuró una faena de tandas cortas ante un animal sin fuelle.
El riojano dejó algún muletazo suelto de especial sabor, mas al conjunto le faltó unidad y, sobre todo, continuidad, principalmente por falta de oponente.
Su segundo, tercero de corrida, fue un animal escurrido de carnes, que se tapó solo por la cara, y de menos fondo todavía que su anterior antagonista. Otra vez su labor fue de detalles sueltos ante un toro aplomado y casi sin vida.
El quinto fue un sobrero de Juan Manuel Criado, en la línea de los titulares. Un mulo sin codicia alguna y que se quedaba muy corto. Urdiales perseveró, pero todo lo que consiguió fueron fueron pases de uno en uno a media altura, que apenas tuvieron calado entre sus paisanos.
Castella tampoco tuvo rival propicio en su primero, toro que ya en banderillas se paró, y se defendió con mal estilo en la muleta fruto de sus pocas fuerzas. El francés llevó a cabo una labor de enfermero que apenas tuvo eco en los tendidos.
El cuarto fue devuelto por inválido, y en su lugar salió otro toro del mismo hierro que tampoco difirió mucho de su hermano de camada, pues fue otro animal de nulas fuerzas, muy soso y sin apenas gas, y Castella optó por abreviar.
Y con el que cerró tarde y feria se vio lo mejor de toda la corrida. El toro, de mejor presencia que sus hermanos, fue también el más encastado y de más juego. Y se vio a un torero mucho más motivado y, sobre todo, entonado en una labor en la que ligó muy bien los muletazos por el lado derecho.
Faena bien estructurada y, lo que es mejor, muy comunicativa también con unos tendidos ávidos de ver torear por fin después de los cinco bodrios anteriores. Entró la espada a la primera y oreja para despedir así hasta el año que viene la feria de San Mateo de la capital riojana.
Lluvia de orejas en el cierre de Salamanca
Los rejoneadores Pablo Hermoso de Mendoza, Sergio Galán y Lea Vicens salieron a hombros de la plaza de toros de Salamanca, La Glorieta, donde se lidió la última corrida de la feria.
Esta lluvia de trofeos, con tres orejas para Lea Vicens y dos para Pablo Hermoso de Mendoza y Sergio Galán, fue el colofón a una buena corrida, en la que los tres rejoneadores mostraron buenas maneras y en la que los toros también acompañaron.
Con más de tres cuartos de entrada, se lidiaron toros despuntados de Herederos de Ángel Sánchez, nobles y bien presentados en líneas generales. En el cuarto, fue devuelto tras romperse una de las manos en los primeros lances y fue sustituido por un sobrero.
Pablo Hermoso de Mendoza, dos orejas y silencio.
Sergio Galán, oreja y oreja.
Lea Vicens, dos orejas y una oreja.
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