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La historia de una gran traición

El chileno Fernando Guzzoni concursa en San Sebastián con 'Jesús', su segundo largometraje

Rocío García
El director chileno Fernando Guzzoni en San Sebastián.
El director chileno Fernando Guzzoni en San Sebastián.Javier Hernández Juantegui

Fernando Guzzoni pica alto. Con su primer largometraje, Carne de perro, consiguió en 2012 el premio al mejor director de la sección Nuevos realizadores en el Festival de Cine de San Sebastián. Hoy, con su segunda película, Jesús, está ya concursando en la sección oficial de Zinemaldia. No es extraño entonces que, recién llegado del certamen de Toronto, Guzzoni (Santiago de Chile, 1983) sienta que esta ciudad es el lugar idóneo para iniciar el viaje de Jesús, el filme que ha presentado esta mañana y que entra de lleno dentro de la temática de la edición de este certamen y de las inquietudes comunes que están surgiendo en el cine chileno, centrado en la reflexión sobre la crisis social, la violencia o la sexualidad. “Es una película que toca los grandes temas como el amor, la traición o la crisis de las relaciones, en concordancia con esta mirada que propone el festival de San Sebastián”, se muestra satisfecho Guzzoni, que se inspiró, aunque remotamente, en un suceso real ocurrido en su país y conocido como el caso Zamudio, en el que un joven homosexual fue apaleado y muerto a golpes por un grupo de chavales de una tribu urbana en marzo de 2012.

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Jesús es un retrato contemporáneo de una parte de la juventud chilena. Lo curioso es que en Chile desde hace unos años han sido muchos los jóvenes que han salido a la calle a manifestarse y cambiado el paradigma político, movilizándose por la educación o por reivindicaciones políticas. En mi película, hablo de otros jóvenes, que forman parte de esa misma generación pero que están completamente desideologizados y despolitizados, que crecieron en una crisis de la representatividad de la democracia y no contra una dictadura. Estos jóvenes, que rechazan la ideología, tienen una estética muy fuerte frente a la vida, juegan con la androginia, sus ídolos son los músicos coreanos, son tribus urbanas que tienen sus propias dinámicas y gustos bien particulares. Lo interesante es que los parques públicos se convierten en una suerte de nueva polis, donde ellos se reúnen, se identifican, tienen sexo y donde ocurren excesos”, explica Guzzoni.

Jesús es el relato de cómo los afectos se ponen a prueba en momentos de crisis. Es el relato de un chico, huérfano de madre, con una gran fractura personal, en busca de su propia identidad y con un padre casi desaparecido. En realidad, el motor inicial en la escritura de esta historia radica en el enfrentamiento padre-hijo, para luego irse conectando con la figura patriarcal chilena y “también mundial”, apunta su director, que tiene que ver con la ausencia del padre del hogar y que con ella te niega la identidad y el apellido. En Chile, explica Guzzoni, hay una expresión, “huacho”, que es una palabra quechua y que significa huérfano, en el sentido de abandono por parte del padre. “La figura del padre ausente y del padre que abandona es algo que está grabado a sangre en la sociedad chilena “, explica Guzzoni.

El filme reúne al novel Nicolás Durán con el actor consagrado Alejandro Goïc, presente en los dos filmes de Fernando Guzzoni, para quien el casting representaba un auténtico desafío. Durán fue encontrado tras un laborioso y exhaustivo casting de unos 400 muchachos. “El personaje de Jesús necesitaba un arco dramático complejo y una exigencia actoral y física inmensa. Y además quería un chico de 18 años, por ello las posibilidades de que tuviera mucha experiencia eran casi inexistentes. Necesitaba un rostro con cierta dualidad, entre masculino y femenino. Afortunadamente, encontré a Nicolás, cuyo físico reunía lo que yo quería y además tenía cierto parecido con Goïc. Nicolás es un actor innato. Es muy valiente y arrojado, con mucho ímpetu. Tiene mucho instinto pero había que medir mucho su energía. Lo principal es que él entendió el espíritu de la película y jamás me puso una traba”.

Jesús es uno de los siete títulos que la industria chilena presenta estos días en San Sebastián. Una cinematografía, muy centrada en la realidad, que se abre año tras año un hueco especial en Zinemaldia.

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