El hombre español: mitad monje, mitad soldado
El documental 'Manda huevos', de Diego Galán, repasa el reflejo de la figura del macho hispánico en el cine desde los años 30 a la actualidad
El cura sigue dando misa mientras a su alrededor caen las bombas y los soldados huyen angustiados. Es un sacerdote, y por tanto no puede moverse en medio de la consagración, a pesar de estar en el frente jugándose la vida. Un español como Dios manda: mitad monje, mitad soldado... aunque la realidad se acerca a una mayor banalidad cruel. Quien aparece en pantalla es Adolfo Marsillach, la película se titula El frente infinito, "y en el fondo sospecho que a Marsillach lo que le preocupaba era que no se le volara el peluquín con tanta explosión", asegura Diego Galán.
La secuencia es una más de las que aparecen en el documental Manda huevos, en la que el crítico de cine y exdirector del festival de San Sebastián repasa la imagen del varón español en el cine, un reflejo marcado por el franquismo y el triunfo de la comedia, y que se estrena como proyección especial dentro de la sección oficial del certamen donostiarra. "El filme surgió en un coloquio en París de mi trabajo precedente, Con la pata quebrada [que se estrenó en la sección Oficial de Cannes], cuando un espectador que me dijo que tras estudiar a la mujer en el cine español por qué no lo hacía sobre los hombres. Yo rechacé la propuesta porque solo las mujeres tenían una lucha colectiva y un objetivo que alcanzar... y luego pensé que lo mismo tenía razón, porque podía usar a los hombres para hablar de un país". Y esa nación, la España franquista, es un territorio triste. "Yo iría más lejos, te diría que es patética. Ese hombre ejemplar mitad monje mitad soldado fue un invento franquista. No creo que la vida fuera así en la posguerra, pero si esos años parecen patéticos por la ideología y el cartón piedra fílmico, más tarde se prolonga ese patetismo gracias al triunfo de la comedia. A pesar de la censura, el cine acabó reflejando la realidad, muchas veces a su pesar, indirectamente. En cualquier caso las imágenes siempre han tenido gran valor antropológico".
Galán asegura, tras revisar 1.000 películas para Manda huevos, que el cine de hoy en día seguro que está reflejando la realidad actual, "pero falta perspectiva". "Cuando pasen unos años sabremos si también explican el significado de lo ocurrido. Aun así, las películas no deben de contar exactamente la realidad". Mientras, él se ha divertido con esta labor. "Trabajar con material ajeno, manipular y sacar secuencias fuera de contexto me encanta. En este viaje me ha sorprendido que las películas dirigidas por hombres sobre el macho hispano han sido muy críticas con el varón. Sobre todo, en el capítulo de las suecas, a las que se emparejaba no con los guapos galanes de la época como Paco Rabal y Alfredo Mayo, sino con bajitos o feos como Alfredo Landa y José Luis López Vázquez". O zangolotinos como Juanjo Menéndez, José Sacristán, los Ozores o Fernando Fernán Gómez. "Claro, porque triunfó la comedia. En cualquier caso, esa visión tan ácida del hombre de ese cine yo no la tenía tan clara antes de empezar el documental".
El crítico ha construido el hilo narrativo mientras veía el material. "El discurso se ha elaborado a través del visionado, aunque tenía claro que debía de arrancar con lo de mitad monje mitad soldado por cronología y por ferocidad. Luego vas cambiando cosas. Un ejemplo: pensaba hablar del metrosexual y al final ha pasado de moda". Y sí, hubo películas que metieron goles a la censura, como Surcos o Diferente. "En el caso de Diferente porque creo que ni siquiera sospecharon de lo que iba". Por supuesto, también Fernando Fernán Gómez, que como director se convirtió "en el gran crítico de la España de la época". "La vida por delante y La vida alrededor son dos películas extraordinarias porque hablan de la cotidianeidad española. Es durísimo". Tal vez, como aquella España que hoy parece tan lejana, y que ocurrió hace muy poco.
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