Un viaje al entendimiento
Un discípulo de Hawking logra con un nuevo enfoque el milagro de conducir al lector por el conocimiento del universo
Llévate a la playa una caja de cartón, de esas grandes que sueles usar para las mudanzas, y llénala de arena fina. Recluta mediante un crowfunding a otros 300 voluntarios para que hagan lo mismo. Subid todos a lo alto de la estatua del almirante Nelson de la plaza de Trafalgar, en el mismo centro neurálgico de Londres. Y luego arrojad la arena sobre el asfalto y los adoquines intentando que cubra toda la plaza. Estaréis viendo una metáfora apta de la Vía Láctea, la galaxia que nos vio nacer y nos verá morir, donde cada grano de arena representa una estrella, probablemente con planetas que orbitan a su alrededor, de los que tal vez alguno, o quizá millones de ellos, albergue vida, quién sabe si vida inteligente. Con este tipo de imágenes, metáforas y conceptos profundos ha construido su libro Cristophe Galfard.
Galfard es miembro de una élite de la inteligencia, la de los físicos teóricos, y se ha formado en Cambridge con Stephen Hawking, el maestro británico de esa disciplina donde se combinan los agujeros negros y el Big Bang, el espectáculo del cielo nocturno con el vértigo del tiempo, la cosmología de lo enorme y la física cuántica de lo minúsculo. Su libro se llama El universo en tu mano, y te aconsejo leerlo, seas un científico o un lego. Si eres científico, el libro te revelará una forma innovadora de narrar la física más avanzada de nuestro tiempo; si eres lego, te hará entender lo que hasta ahora te había resultado espeso o inaccesible. Hay otras formas de explicar la física al público —Brian Greene, Frank Wilczek, Steven Weinberg o el propio Hawking, por citar cuatro autores excelentes—, pero Galfard tiene algo nuevo que decir. No datos, toda esa mera información que nos satura y nos abruma en la web, sino algo mucho más valioso para el lector general: entendimiento. De eso van los libros científicos. Las tablas de logaritmos las podéis encontrar en Google. Pero el conocimiento, esa complejidad organizada de la que se nutre nuestro cerebro, sigue estando en los libros. La superficialidad de las redes sociales os va a acabar comiendo el cerebro. Volved al mundo de la inteligencia.
Imagina que estás en el espacio profundo, lejos del influjo gravitatorio de cualquier estrella de la galaxia, y que quieres romper el jarrón de porcelana que te ha regalado tu tía abuela, el último de una serie de jarrones esperpénticos que han jalonado tu vida adulta. Si estuvieras en tu Tierra natal, te bastaría tirarlo al suelo para hacerlo añicos, pero esa es una estrategia basada en la gravedad —y en la existencia de un suelo— y aquí no hay ni gravedad ni suelo: no hay manera de destruir el maldito jarrón. La llegada de un asteroide que os hace girar a ti y al jarrón alrededor de él, y luego de un planeta que os hace girar a ti, al jarrón y al asteroide alrededor de él, mejoran tus perspectivas de maneras complejas e interesantes. Así, poniendo al lector en medio del tejido del cosmos, inmerso en la mismísima sustancia del problema que quiere desarrollar, explica Galfard la física.
El universo en tu mano es una obra ambiciosa: su objeto es nada menos que todo lo que existe. Es cierto que otros libros han tratado de lo mismo, y a veces con un enorme éxito; los cuatro autores que cité antes son referencias obligadas. La novedad que aporta Galfard es la narrativa: la misma cuestión que preocupa a los novelistas, referente al enfoque, el narrador y el punto de vista; a un lenguaje que permita al lector situarse en el escenario de la realidad física; a la manera correcta de explicar, de exponer, de hacer entender. Es en ese sentido, muy importante, en el que el autor propone un viaje al lector: un viaje al entendimiento, la mayor aventura que cabe en la vida vulgar que llevamos cada uno de nosotros.
Por ejemplo, tras una breve descripción de la historia de Plutón, el pobre explaneta que fue expulsado de nuestro sistema solar en la década pasada, Galfard nos comenta que “transcurrió menos de uno de sus propios años [el tiempo que tarda Plutón en dar una vuelta al Sol] entre su descubrimiento y su bautismo como planeta y el momento en que fue desprovisto del título”. Eso fueron 76 años de los nuestros, pero ni siquiera uno de los de Plutón. El libro está preñado de estos aciertos comparativos, que de continuo van recordando al lector los espacios y los tiempos, las magnitudes y los conceptos, sin dejarle perderse, con una verdadera vocación explicativa.
Si has llegado hasta aquí, lee el libro: te hará disfrutar y te deslumbrará con los conocimientos más profundos y fundamentales de nuestro tiempo.
El universo en tu mano. Christophe Galfard. Traducción de Pablo Álvarez Ellacuria. Blackie Books. Barcelona, 2016. 453 páginas. 23 euros
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