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FLAMENCO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Sentimiento búlgaro y jondo

Arcángel y las Voces Búlgaras conmueven en la apertura del festival Flamenco on Fire

Arcángel durante su actuación en Pamplona junto a las Voces Búlgaras.
Arcángel durante su actuación en Pamplona junto a las Voces Búlgaras.Jesus Diges (EFE)

Un festival como Flamenco on Fire, que va por caminos diferentes (el flamenco no solo viene del sur y, además, se da en el norte) no podía comenzar de mejor manera: con una de las voces más importantes que ha dado el arte jondo en los últimos años, Arcángel, y la dulzura misteriosa de las Voces Búlgaras, que ahora son Nuevas Voces Búlgaras Laletata.

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Para comenzar, las jóvenes cantantes no llegan ataviadas con el vestido tradicional o folclorista búlgaro con el que se presentaban las anteriores representantes de esta música, en gira por todo el mundo, sino que, por así decirlo, visten de calle.

Lo que cantan no es —o no es solo— folclore popular de su país, sino que también "flamenquean", aunque siempre abordados los palos flamencos de esa manera blanca y nada melismática propia de esta música, que evocan a un coro celestial o un cántico espiritual.

Naturalmente, su canto no se produce ahora a capela, sino que viene arropado por toda una gama de sonidos no humanos, nada menos que la guitarra flamenca de Dani de Morón, El Popo (bajo) y Agustín Diassera (percusión). Dirigiendo las nuevas ocho voces búlgaras, Georgi Petkov, un prestigioso músico de este país. Y la voz flamenquísima de Arcángel.

El conjunto, sin embargo, no es exactamente una fusión, pero tampoco una suma sin más de dos músicas diferentes. Decir que estas músicas tienen un aire de familia porque ambas transmiten los sentimientos de un pueblo no es decir mucho, en realidad es no decir nada: toda música transmite las emociones de un pueblo o de una persona.

La conjunción de estas músicas en un espectáculo hay que buscarla en otro motivo no menos importante: el deseo de experimentar y de dialogar, la convicción de que todo sentimiento musical, por popular y local que sea, lleva implícito un germen de universalidad. Es capaz de emocionar allá donde se presente, como ocurre con el flamenco, de ahí su universalidad.

Así que este Estruna, que así se llama el espectáculo presentado ayer en la apertura de Flamenco on Fire (palabra que significa cuerda en búlgaro), no es una tercera música nacida de la fusión de ambas, pero tampoco una suma sin más, sino, como ya hemos dicho, un diálogo. Y así, cuando Arcángel, sentado en el centro de la escena, canta Tarantos o Alegrías, las evocadoras voces de las cantantes búlgaras corean el palo flamenco, y al revés, Arcángel, a veces, vocea la melódica canción popular búlgara interpretada por ellas.

El espectáculo incluye dos célebres poemas de García Lorca llevados al flamenco: La leyenda del tiempo (Camarón) y La Aurora de Nueva York (Morente). De manera que, a ochenta años de la muerte de Lorca, la noche se convirtió también en un homenaje a ambos, lo que Arcángel, seguramente el más morentino de los muchos que en el mundo son, simbolizó elevando su mirada al cielo.

El público, que prácticamente llenaba el teatro Gayarre de Pamplona, despidió a los artistas puesto en pie y conmovido. Eso busca el espectáculo, emocionar y conmover.

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