“La poesía debe restaurar la inmoralidad del discurso político”

Devolver el significado a las palabras. Esa es la misión de la poesía para el poeta Juan Carlos Mestre, que imparte esta semana un taller de creación poética en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Santander. Para el leonés, Premio Nacional de Poesía por su obra La Casa Roja, es necesario que las palabras vuelvan a tener su significado y que “injusticia”, por ejemplo, refleje el dolor que los refugiados están viviendo. “La poesía debe restaurar la inmoralidad de la palabra política que ha invadido nuestro discurso. Es necesaria la repoblación espiritual del mundo”, ha asegurado.

Así, el autor, que con su tercer poemario, Antífona del otoño en el valle del Bierzo resultó ganador del Premio Adonáis (1982), ha defendido que éste género debe volver a ocupar el lugar que ha tenido “en la historia de las civilizaciones”. Mestre, siempre con un tono lírico, ha aventurado que si no se reivindica el significado de la poesía se dará una situación más vergonzosa aún que la presente. “La sociedades actuales no han creado el lugar de amparo para los débiles. Es un apocalipsis en el que las víctimas morales del horror siguen dando gritos en los pórticos de occidente”, haciendo alusión de nuevo al drama de los refugiados.

El ensayista, que vivió durante una época en Chile en la que escribió Las páginas de fuego (1987), también ha querido destacar la importancia de las mujeres en la lírica actual. “Desde la Generación del 27 no ha habido una producción de tan alta calidad. La poesía femenina contemporánea es absolutamente singular. Allí donde hay una poeta, está el gran desafío de la vanguardia y del riesgo. Ellas han sido las que han ampliado los horizontes del porvenir de la poesía en lengua castellana”.

Mestre, poseedor del premio Gil de Biezma, también ha querido recordar la figura del poeta Federico García Lorca (1898-1936), coincidiendo con el 80 aniversario de su muerte. Para él, Lorca representa "el sueño pendiente de ser soñado por todos los perdedores" y "la gran esperanza del porvenir" por encima de lo simbólico de su obra.

A los futuros talentos que quieran dedicarse a la épica, Mestre ha dedicado estas palabras: “Les diría que no le hagan caso a nadie, que escriban desde la extrema desobediencia y refuercen su propia identidad personal. Los consejos forman parte de gabinetes psicológicos y la poesía no es otra cosa que un pabellón de insumisos deslumbrados por la desobediencia”, ha concluido.