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Mario Sotos y Gerardo Rivera llaman la atención en Las Ventas

El novillero mexicano Leo Valadez sufre una grave cornada en el inicio de la feria de Málaga

El novillero mexicano Gerardo Rivera, ayer domingo en Las Ventas.
El novillero mexicano Gerardo Rivera, ayer domingo en Las Ventas.FERNANDO ALVARADO (EFE)

Mario Sotos (nuevo en esta plaza): estocada (palmas); casi entera y descabello (vuelta al ruedo tras petición de oreja, y pitos al palco por no concederla).

El mexicano Gerardo Rivera: estocada desprendida (silencio tras aviso); estocada (vuelta al ruedo tras petición de oreja).

José Ruiz Muñoz: pinchazo, y estocada atravesada y trasera (silencio); tres pinchazos, media muy trasera y atravesada, y nueve descabellos (silencio).

Los novilleros Mario Sotos y Gerardo Rivera, mexicano, dieron un importante toque de atención en Las Ventas, ayer domingo, a pesar de tener que conformarse ambos con una vuelta al ruedo sin trofeo por culpa de un palco demasiado intransigente. Con menos de un cuarto de entrada, se lidiaron cuatro novillos de los herederos de Antonio Ordóñez Araujo, uno —el tercero— de Toros de la Plata y un sobrero —el quinto— de Hermanos Martín Alonso, bien presentados, pero de escasa raza y menos clase. El cuarto fue el más manejable.

La tarde en Madrid llevó la firma de dos novilleros: la de Mario Sotos, un joven torero de Hinojosa (Cuenca) que hacía su debut con muy pocos paseíllos a sus espaldas desde que debutara con picadores allá por 2013. Pero lejos de notársele el poco rodaje que atesora, anduvo con un oficio poco usual, muy seguro, sereno y capaz en la cara de sus dos novillos, con los que brilló con un toreo clásico y de mucha calidad.

También hay que elogiar la firmeza y la capacidad del mexicano Gerardo Rivera, que volvía a Madrid después de su presentación en la pasada campaña, y que nuevamente demostró que lo suyo tampoco es flor de un día. Golpe de atención de estos dos jóvenes espadas, que, pese a no cortar orejas, dejaron su impronta.

El primero de Sotos fue un novillo grandón y regordío, que de salida apuntó pocas fuerzas, además de salir suelto en los dos encuentros con los montados. El torero dejó retazos del sello que atesora, muy quieto y asentado, y con expresión en la interpretación aunque fuera a media altura. El cuarto fue un novillo muy serio y hondo, que derribó en varas, y en banderillas se dolió; pero en la faena de muleta respondió con nobleza y buen son.

Sotos, que gustó en los lances a pies juntos del saludo, volvió a reafirmar las buenas sensaciones; otra vez muy sereno, con tremenda seguridad, y, lo que es mejor, componiendo muy bien la figura para firmar los pasajes más bellos y lucidos de la tarde. Dio una vuelta al ruedo después de que el palco le negara la oreja.

El mexicano Gerardo Rivera se fue a la puerta de chiqueros a saludar a su primero, novillo con tendencia a desentenderse de los engaños, sin clase ni fondo. Poco material para el joven azteca, muy voluntarioso durante todo el trasteo pese a no poder resolver prácticamente nada en lo artístico.

El quinto fue un sobrero de Hermanos Martín Alonso un punto reservón, al que Rivera volvió a recibir de hinojos en toriles y al que cuajó una faena de muleta muy tesonera, en la que se mostró por encima de las condiciones de su oponente. Muy firme estuvo el mexicano, y muy solvente también. Dio una vuelta al ruedo.

José Ruiz Muñoz anduvo con mucha precauciones ante su primero, con el que apenas llegó a ponerse, muy atenazado, siempre con el pasito atrás cuando no se quitaba directamente. Muy poco poso dejó el sobrino nieto de Curro Romero, incapaz de principio a fin.

En el sexto fue aún peor. Un auténtico mitin de Ruiz Muñoz, acongojado y totalmente descompuesto. Qué pena de novillero, que pegó también un petardo con los aceros de aúpa.

Grave cornada a Leo Valadez en Málaga

Tres vueltas al ruedo sin trofeo y una grave cornada al mexicano Leo Valadez fue el pobre balance de la novillada con la que se inauguró la feria de Málaga, en la que el ganado de Manuel Blázquez, muy manso, no ofreció demasiadas posibilidades.

Andy Younes, vuelta al ruedo.

Antonio Santana Claros, palmas tras dos avisos y vuelta al ruedo en el que mató por Valadez.

Curro Márquez, palmas tras aviso

Leo Valadez, cogido por su novillo; José Antonio Lavado, aviso vuelta el ruedo tras petición); Francisco Morales, silencio.

Con media entrada, se lidiaron novillos de Manuel Blázquez, de justa presentación y escaso juego.

El parte médico señala que Leo Valadez fue atendido de una ‘herida inciso contusa por asta de toro en tercio medio inferior del muslo derecho con trayecto infero-posterior de 20 cms. que diseca los músculos abductores y flexores llegando hasta el hueco poplíteo, contundiendo y disecando el nervio ciático en un trayecto de 5 cms. Pronóstico grave’.

Abrió el abono malagueño una novillada de la ganadería de Manuel Blázquez, debutante en la Malagueta, que resultó ser un desfile de mansos que pocas oportunidades ofrecieron a los seis actuantes.

Debido a que tenía que coger un avión para afrontar un compromiso en Francia, Andy Younes pidió ser el primero en lidiar y así fue. La actuación del francés apenas transmitió nada a los tendidos.

Antonio Santana que se enfrentó a un novillo que pedía mucho oficio por el peligro y el sentido que desarrolló.

El también local Curro Márquez sorteó un novillo muy brusco de salida. La faena de muleta estuvo argumentada en el lado derecho, por donde se empleó el novillo sin demasiada profundidad.

Peor suerte corrió el mexicano Leo Valadez, que fue cogido en el tercer par de banderillas, y quedó inédito. Al novillo lo mató Santana Claros después de gustarse con varias tandas sobre ambas manos a pesar del viento que se levantó.

José Antonio Lavado recibió a portagayola al jabonero quinto, aunque el animal se vino abajo demasiado pronto, y ya en la faena de muleta brilló más la voluntad del novillero que el resultado artístico.

Francisco Morales lidió a un sexto novillo que apenas le permitió estar.

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