_
_
_
_
Patio de Columnas
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Litera-Cuba

Muchos me pidieron matrimonio solo para adquirir algunos artículos de primera necesidad

En Cuba le llamamos Blúmer a las bragas.

Recuerdo la tendedera suspendida en el cielo del albergue.

Nuestros blúmer expuestos sobre las literas. Intervención pública sobre nuestros pocos, breves asuntos privados.

¿Tenemos vida privada los cubanos? No. Lo privado aquí sigue siendo sospechoso.

Cada uno de esos blúmer cuenta una historia, narra un estatus. Se decía que en Cuba nunca hubo clases sociales, pero las bragas cuentan lo contrario.

Crecimos en un país donde podías comprar un solo juego de ropa interior al año, se hacía mediante la libreta de abastecimiento por los cupones (O-22) o (E-13) ó (A-12). Dichos cupones también servían para adquirir telas, agujas e hilo y sábanas de algodón; así que debías elegir entre ropa interior o sábana para taparte. ¿Cuántos amigos se casaban para poder comprar una plancha, una caja de cerveza, un pastel de bodas (Cake), frazadas, sobrecamas y ropa interior? El palacio de los matrimonios te otorgaba esa concesión especial.

Muchos me pidieron matrimonio solo para adquirir algunos de estos artículos de primera necesidad. Yo siempre me negaba.

Blúmer rotos, gastados, remendados “tos tenemos”: Piezas de nylon con elásticos vencidos, calurosos, descoloridos y amorfos. Pieza perteneciente con certeza a quien nunca tuvo familia en el extranjero. Los padres de esta chica vivían únicamente de su sueldo, obreros, campesinos, revolucionarios convencidos, seres austeros que muy poco tenían para dar a sus hijos.

Blúmer “mata pasiones socialistas”: Lencería de algodón, siempre enorme, muy poco sexi, repletos de ositos Misha con florecitas azules o moradas y fondo blanco, caprichosos copos de nieve y Matryoska sonriente. En esta familia hay un estudiante en la antigua Unión Soviética o un diplomático en el otrora Campo Socialista, tal vez una hermana casada con un alemán democrático “técnico extranjero”.

Blúmer de encaje nuevo y colores brillantes “de afuera”: De esta compañera había que irse despidiendo pues seguramente se iría, tenía a su abuela, tía o hermana en Miami o Madrid, alguien que seleccionaba prendas sexys a distancia para “salvar” a esa adolescente de la cruda estética socialista.

Ella siempre prestó sus prendas para que el resto saliera con el novio de turno.

¿Dónde vivirá hoy esta “compañerita”?

¿Cuántas perdieron la virginidad con ese blúmer prestado?

Existe una filosofía de la escasez escrita desde las literas de nuestros albergues. Narrativa que desecha el pudor y asume el gregarismo como herramienta de resistencia. Varias de nuestras novelas parten de este canon, es evidente.

Hija de una humilde intelectual de izquierda transité mi adolescencia sin ropa interior.

Litera-cuba es: Autoficción al desnudo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_