Tarzán, un nuevo grito para el siglo XXI
El sueco Alexander Skarsgård encarna a un rey de la selva antiimperialista y ecológico en la última versión del personaje de creado por Edgar Rice Burroughs
Las calles del Estocolmo natal en las que creció Alexander Skarsgård tienen poco que ver con las junglas africanas. Pero en su mente, el hijo del también actor Stellan Skarsgård se pasó su infancia como el rey de los monos, saltando de un tejado en otro jugando a ser Tarzán en su jungla particular. “Una jungla de asfalto”, la rebautiza el actor sueco que tras ganarse la fama como el vampiro Eric Northman en la serie True Blood se ha convertido en el nuevo rey de la selva en La leyenda de Tarzán, que se estrena hoy. Un sueño infantil hecho realidad que significa mucho para este actor de 39 años que aún tiene frescas en su mente las matinales que veía con su padre. “Era nuestro ídolo”, admite en referencia a Johnny Weissmuller, el más popular de todos los tarzanes.
Son muchas las adaptaciones del personaje que creó Edgar Rice Burroughs. Las hay clásicas como las de Weissmuller o en tono de comedia como el George de la jungla (1997), de Brendan Fraser; estilizado como Greystoke (1984) o animado como el Tarzán de los estudios Walt Disney (1999). Los hubo incluso cercanos al porno como el que protagonizó Bo Derek a las órdenes de su esposo en Tarzán, el hombre mono (1981). De ahí que Skarsgård tuvo sus dudas cuando le ofrecieron el papel. “Pero fue leer la primera página y ver que no estábamos haciendo otra más, nada del típico 'Yo, Tarzán; tú, Jane", se sincera. Tampoco había mona Chita ni taparrabos. “Claro. No nos íbamos a poner mojigatos a estas alturas”, se ríe, porque es alguien acostumbrado a mostrar su cuerpo en toda su gloria. Además los astros estaban alineados. Skarsgård se había pasado siete años rodando True Blood en los mismos estudios de Burbank en los que Weissmuller saltaba de liana en liana, aunque la nueva se filmó en unos platós en Leavesden, en Londres.
Suena al sueño de cualquier actor. Pasar de pequeños papeles en proyectos de calidad (Generation Kill) a protagonizar una serie de culto (True Blood) y finalmente verse convertido en el nuevo héroe de acción en la selva de Hollywood. Sin embargo, Skarsgård no es cualquier actor. A él le gustan las cosas complicadas. Fue un rebelde desde la cuna que en lugar de aceptar la vida bohemia de su padre y abrazar su lado artístico se alistó en el ejército durante año y medio. O que, disfrutando de la popularidad que le dio la televisión, optó por diversificarse en la gran pantalla con trabajos como Melancolia (2011), de Lars von Trier, en la que actuaba junto a su padre, Stellan, o la indie The Diary of a Teenage Girl (2015). “Pero es que nada es comparable a Lars von Trier”, exclama. “Me gusta trabajar con gente que tiene algo que decir. Lars, David Yates, Duncan Jones", explica mencionando su pasado, presente y futuro. "La vida es muy corta para trabajar con idiotas”.
"La vida es muy corta para trabajar con idiotas”
Bajo la dirección de Yates, Skarsgård encontró mucho más que lianas y el famoso grito de Tarzán (“Mezcla de mi voz, una cantante de ópera y rugidos animales”) en esta historia. Además de ser una película de acción, al actor le gusta que La leyenda de Tarzán habla de una de las mayores masacres de la humanidad como la que tuvo lugar en el Congo y de las consecuencias del colonialismo en el medioambiente. “Me doy por satisfecho con que un 5% del público mire estos temas en Google cuando llegue a casa”, afirma. Pero también está la adrenalina que soltó durante los seis meses de rodaje para los que este amante del aire libre -que se cruzó la Antártida con el príncipe Enrique- cultivó un cuerpo diez a base de filetes preparados que llevaba siempre en una fiambrera porque tenía que comer proteína y hacer pesas sin parar. “Todas las otras películas de Tarzán hablan de domesticar al animal que llevamos dentro. Lo que me gusta de La leyenda de Tarzán es que libera a la bestia”.
Su propia bestia solo sale viendo un partido de fútbol. O mientras conduce. “O haciendo el amor”, añade con picardía el novio de la modelo Alexa Chung. Mientras, sigue asombrando con sus elecciones, ahora que ha concluido el rodaje de su nuevo trabajo para televisión en Big Little Lies y está preparando su próximo proyecto cinematográfico: Mute, con Duncan Jones. ¿Y para cuándo True Blood, la película? “No sé yo", titubea. "Echo de menos a mi familia de vampiros. Pero tuvimos un carrerón y ahora debemos conformarnos con organizar una barbacoa anual para vernos y contarnos las penas”.
Babelia
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