Camilo José Cela, en 600 objetos
La Biblioteca Nacional conmemora el centenario del Nobel con una muestra que recorre su vida a través de los libros, manuscritos, pinturas o fotografías que lo acompañaron
Por sus objetos les conoceréis… O no, al menos en el caso de Camilo José Cela, porque, aun obviando la marca escatológica que hubiera aportado su colección de orinales, las cerca de 600 piezas que conforman CJC 2016. El centenario de un Nobel. Un libro y toda la soledad —inaugurada por los reyes y abierta a partir de hoy en la Biblioteca Nacional—, aumentan, si cabe, los interrogantes sobre una personalidad compleja, amante del exceso, pero exploradora también de retiros en pos del silencio que requiere la literatura.
Por sus obras los conoceréis, entonces. Eso viene a ser más acertado en su caso. Porque en mitad de manuscritos o primeras ediciones, siempre va a desvelársenos mejor el autor de La familia de Pascual Duarte y La colmena, a través de esa letra imposible, de empuñadura recia, estilográfica deshidratada y vista fija en el papel.
Las obras fundamentales salidas de su mano, ahí están, entre las vitrinas de la Biblioteca Nacional. Como también se muestran algunas botellas consumidas a pachas, entre otros, con Ernest Hemingway o restos de sus comadreos con Pablo Picasso y Joan Miró, así como billetes de lotería sin premio alguno o vitolas de puros cuyo humo hizo mella en sus pulmones de tísico andariego recién salido de su Pabellón de reposo para emprender un legendario Viaje a la Alcarria…
“El poliedro de Cela”, dice Adolfo Sotelo Vázquez, probablemente quien más y mejor conozca desde la órbita académica al autor al que aún debe una jugosa y necesaria biografía. “Cuando acabe esto del centenario, habrá noticias”, nos promete.
Por lo pronto, Sotelo Vázquez ha comisariado esta exposición central para el centenario –en colaboración con la Biblioteca Nacional, Acción Cultural Española y la Fundación Cela con sede en Iria Flavia (Galicia)-, donde se desgrana al genio por capítulos fundamentales a modo de cronología particular. “Lo hemos abordado en torno a años que supusieron de alguna manera un acontecimiento en su vida”, comenta el catedrático de la Universidad de Barcelona.
Porque no fueron lo mismo para el escritor unos que otros. Ni dejó su forja con la misma impronta en unas épocas que en otras. “La vida y obra de Cela para mí tiene tres etapas fundamentales. La primera es la de la ascensión del autor, que llega hasta el año 1955 o 1956, otra con la frontera de la creación de la revista Papeles de Son Armadans, en torno a la cual se forja toda una relación con autores del exilio y, por último, a partir de los años ochenta, la de los reconocimientos”.
Como estudioso, Sotelo Vázquez se queda con las dos primeras: “Era un fenómeno de la naturaleza, nada se le resistía”. Sobre la última, pesan varias sombras, a su juicio. Y polémicas no rehuidas en la exposición, como la que mantuvo con autores de generaciones posteriores, caso de Julio Llamazares o Antonio Muñoz Molina, a los que en su empeño de ningunear, consagró como potentes representantes de una forma de entender la escritura muy distinta. Quiso rebanar a los hijos pero ellos se las ingeniaron con más audacia para dejar en cueros al padre.
Tampoco quedan fuera, de entre sus años más creativos, otras facetas. “El arte y el cine, tan fundamentales”. Materiales del Cela cineasta, actor de películas como El sótano (Jaime de Mayora), Facultad de Letras (Pío Ballesteros) o Manicomio, dirigida por Fernando Fernán Gómez. O muestras de sus obras expuestas como pintor en Madrid a finales de los años cuarenta, cuando aún dudaba entre dedicarse a ese mundo o a los libros. Una pasión que nunca abandonó y que supo conjugar además aliándose con Picasso. “Fue a Niza a visitarlo en 1958 y consiguió que le ilustrara un libro, toda una joya que mostramos en la exposición: Gavilla de fábula sin amor”. ¿Cómo un autor tolerado por el régimen engatusó al autor del Guernica? El comisario responde: “Era un gran relaciones públicas, además, nadie es ajeno a la adulación”.
Una veintena de actos para festejar al Nobel
El centenario del escritor, que compagino esta faceta con la de torero, actor, artista, bibliófilo, editor e incluso cartero honorario, se va festejar con una veintena de actos en diferentes lugares de España.
Se editarán libros del premio Nobel, se inaugurarán exposiciones temáticas sobre la relación de Cela con artistas de gran talento como Miró, Picasso y los componentes del grupo El Paso. Además se han organizado, conferencias, congresos, documentales sobre Cela y artes escénicas.
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