El incómodo sin gobierno de Molotov
La banda mexicana llega a España, dentro del '20th anniversary tour', cargados con toneladas de sarcasmo e irreverencia
Molotov sigue siendo ese sin gobierno compuesto por cuatro músicos donde nadie toma la batuta. 20 años han pasado desde que el ritmo irreverente de Randy Ebright,Paco Ayala, Tito Fuentes y Micky Huidobro empezó a sonar en la escena mexicana.
Sus frases con doble sentido y su bien conocido sarcasmo vuelven a España —tras casi 10 años de ausencia— dentro de una gira mundial, 20th anniversary tour, que los llevará a Murcia, Valencia, Fuerteventura, Nigrán (Pontevedra), Barcelona, Ávila, Cádiz, Málaga y Madrid, donde el 16 de julio encabezarán el Festival Charco. “Estamos muy emocionados de regresar, aunque volvemos más viejos”, dice Paco Ayala por teléfono desde Ciudad de México.
La banda, con sus melodías pegadizas y letras pensadas para incomodar hasta a los más caraduras, sigue ocupándose de los mismos temas que hace dos décadas: la corrupción, la política y las injusticias. “Tenemos la misma postura de desmadre, la misma filosofía y, por desgracia, también seguimos teniendo los mismos partidos políticos”, explica el bajista, haciendo referencia a la vuelta al poder en México del Partido Revolucionario Institucional (PRI), tras dos sexenios fuera del Gobierno. “Es como regresar al pasado. Constantemente te cuestionas lo que está pasando a tu alrededor”, afirma.
Este cóctel molotov que estalló en 1997 gracias a la mezcla perfecta de un potente estribillo como “Dame, dame, dame, dame todo el power / para que te demos en la madre”, y una intensa necesidad de manifestarse en contra del statu quo demostró que llegaban para quedarse. Tras el éxito del tema Gimme tha Power –con el que recorrieron grandes escenarios en Latinoamérica e incluso llegaron a ser los teloneros de David Bowie en Santiago de Chile, en 1997— vinieron canciones tan coreadas como polémicas. Puto es, sin duda, la obra que más problemas les ha acarreado. En España molestó a la comunidad gay, en lugares como Barcelona o el País Vasco fueron denunciados por homofobia. Estos antecedentes, sin embargo, no evitarán que la interpreten en su próxima visita. “Hay una cosa que se llama libertad de expresión. La canción no es homofóbica. Homofobia es lo que sucedió en Orlando. Este tema habla de la cobardía. No nos cansaremos de decirlo”, apostilla.
Pero por más aclaraciones que hagan, el single sigue resultando ofensivo. La FIFA ya multó a la federación azteca por culpa de los aficionados que animan a la selección con esta expresión. “La FIFA tiene cosas más importante dentro de su organismo que arreglar, como la corrupción. Que dejen a los fanáticos a un lado. Son como políticos pero en el fútbol”, afirma Ayala.
Y si de políticos se trata, este cuarteto tiene uno al que le gustaría “sacarle un susto por racista y culero”, como cantan en Frijolero, y su nombre es Donald Trump. “Dejando de lado que critique a los latinos o que denigre a los mexicanos, él nos afecta como seres humanos”, denuncia el bajista, que añade que no piensan dedicarle una de sus ácidas metáforas, pues escribirle una canción sería “caer en esa onda panfletaria”.
Nadie pone en duda que Molotov irrumpió en la escena mexicana para dejar una marca indeleble no solo en el rock, sino en la cultura popular azteca. Sin embargo, esto no los ha salvado de las quejas del público. Su último trabajo discográfico, Agua maldita (2014), tardó dos años en salir y no porque se hayan dormido en sus laureles, sino porque estaban amarrados a un contrato con una discográfica de la que hoy, por fin, son libres. “Ser independiente es más trabajo pero eres dueño de lo que haces”.
El tour que los llevará por Europa y casi toda Latinoamérica no tocará tierras venezolanas. “Tenemos años sin ir, porque sabemos cómo está la situación. A Maduro se le salió todo de las manos”, asegura Ayala.
Con suficientes temas bajo el brazo, preparan un disco para finales de año con el que reafirman que, mientras sigan con su sarcasmo y con esa chispa de picardía, marca de la casa, este cuarteto de amigos, que aún se cuestionan cómo llevan tanto tiempo juntos, seguirá “armando desmadre”.
Babelia
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