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San Sebastián 2016 hace realidad la magia de Shakespeare

La capitalidad cultural europea celebra el estreno mundial en euskera y al aire libre de 'Sueño de una noche de verano'

Mikel Ormazabal
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San Sebastián vive un momento mágico, único e inigualable, el más brillante y sugerente desde que en enero fue investida capital cultural europea. Se representa Sueño de una noche de verano, la obra más fantástica de William Shakespeare, de quien este año se celebra el 400 aniversario de su muerte. Es un sueño embaucador, fascinante, pleno de hechizos que se desarrolla en un espacio tan bucólico como excepcional. El parque de Cristina Enea, el central park donostiarra, se transforma en un escenario majestuoso y embrujado por el que se suceden varias tramas y desfilan personajes fantáticos. Participan 140 personas, entre actores, músicos, bailarines y técnicos... para solamente 250 espectadores, a quienes se involucra activamente en un juego escénico que el dramaturgo británico jamás habría soñado a finales del XVI.

Es la primera vez que Sueño de una noche de verano se representa en euskera. La producción de la compañía vasca Tanttaka Teatroa y San Sebastián 2016, dirigida por Fernando Bernués e Iñaki Rikarte, se ha estrenado este martes y las funciones se sucederán a diario (si llueve, se suspenderá la función) hasta el 24 de julio, alternando la versión en euskera con la de castellano. Todas las entradas están agotadas muchos días antes de su estreno.

La combinación del bosque de Cristina Enea, la luna llena presidiendo la obra en pleno solsticio de verano, una cena delicatessen y el genio de Shakespeare para la comedia conforman un universo teatral sin igual. "Es lo más laborioso y complejo que se ha hecho en el panorama teatral vasco, y no volverá a pasar algo similar en 30 años. No se había representado nunca a Shakespeare en euskera y no tengo memoria de haberlo visto con un formato itinerante como este", afirma Bernués. El presupuesto ronda los 800.000 euros.

El público accede al parque y se transforma en un invitado más de la boda entre Demetrio (Gorka Otxoa) y Hermia (Aitziber Garmendia), que se celebra al aire libre mientras se degusta un menú ideado por el Basque Culinary Center y servido por Bokado a base de un destilado "para mojar los labios", tres entrantes a base de txangurro, aguacate y rollito de fruta de la pasión que evocan "las miradas intensas, las caricias y las cosquillas" del amor, un cordero y una tarta de manzana con peta-zetas.

El enredo ceremonial desencadena la huida hacia el bosque de Hermia en una moto lambreta conducida por Lisandra (Lisandro en el texto original, que encarna Miren Gaztañaga) ante la apasionada declaración amorosa de Helena (Sara Cozar en euskera y Vito Rogado en castellano). El banquete nupcial se interrumpe ahí y da paso a una sucesión de escenas por el interior del parque Cristina Enea.

"¡Coge tu candil y adéntrate en el bosque! Ahí descubrirás a hadas y duendes, pócimas milagrosas y cautivadoras melodías" que adentra al espectador en el sueño shakesperiano a través de escenarios oníricos y una escenificación exquisita. "Es una experiencia sensorial. El público adopta un rol dentro de la obra y es cómplice de un espectáculo", afirma Ritarke.

"De Shakespeare queda la peripecia. Hemos incidido en el aspecto metafísico y metateatral que ofrece la obra: qué son los sueños. Se representa una obra de teatro dentro de la obra en sí, un sueño dentro del sueño. Los personajes despiertan y no saben si lo que ha pasado es verdad o mentira. Lo que sí sabemos es que esta ficción ha transformado la realidad. Es la esencia del teatro", añade uno de los directores.

La trama de Sueño de una noche de verano, que arranca con la luz declinante del día y acaba de noche, recorre 11 emplazamientos del parque en medio de una escenografía cuidada al detalle. Un gran cedro del que penden tres candelabros encendidos es, posiblemente, el momento mágico culminante. Ahí transcurre parte del enredo y desfilan casi todos los intérpretes. En ese natural emplazamiento actúa como espontáneo un pavo real que habita el parque y cuyos graznidos son pura dramaturgia.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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