Victorino Martín, inmortalizado en un azulejo en la plaza de Las Ventas
El ganadero ha sido objeto de un homenaje por 'ser una figura mítica en el mundo de los toros'
El ganadero Victorino Martín Andrés ha recibido un homenaje en la plaza de Las Ventas por su 'infatigable y ejemplar' labor como criador de reses bravas y por ser 'defensor de una tauromaquia íntegra', tcomo recoge la leyenda del azulejo descubierto en su honor en la puerta grande de la Monumental madrileña.
Este reconocimiento fue una idea del Foro Taurino de Zamora, que, junto a la Asociación Internacional de Tauromaquia (AIT), ha logrado que la Comunidad de Madrid aceptara de buen grado rendir este ‘merecido’ homenaje a una figura ‘mítica e indispensable del mundo de los toros’, como señaló Manuel Ángel Fernández, director gerente del Centro de Asuntos Taurinos.
En un multitudinario acto celebrado en la sala Antonio Bienvenida, aficionados, matadores de toros, empresarios y compañeros ganaderos se congregaron para rendir homenaje ‘al más grande de los ganaderos, un personaje fundamental en la historia de la tauromaquia moderna’, como lo definió el periodista Roberto Gómez.
La avanzada edad del ganadero de Galapagar (Madrid), de 87 años, hizo que, en su lugar, tomara la palabra su hijo, Victorino Martín García, encargado, junto a su hija Pilar, de continuar con el legado de su padre, ‘un hombre de campo que vivió con muchas dificultades, pero que nunca cesó en su empeño de alcanzar el sueño de criar el toro que él quería’.
‘Mi padre vivió una época muy difícil en un país destrozado por la guerra, pero jamás volvió la cara. Al contrario, ha sido un hombre que ha ido haciendo camino al andar. Todo lo que ha logrado ha sido gracias al corazón, la intuición y la verdad, la misma que siempre me ha inculcado: 'Tú haz las cosas por derecho; el dinero y los reconocimientos, si tienen que venir vendrán', añadía.
También intervino en el acto el veterano Andrés Vázquez, uno de los toreros encumbrados por los toros de este hierro, concretamente por ‘Baratero’, con el que alcanzó la gloria en la plaza de Madrid el 10 de agosto de 1969.
El maestro de Villalpando (Zamora) calificó a Victorino como ‘una persona de extraordinaria honradez, capaz de llevar a cabo cosas imposibles como llevar a lo más alto a una ganadería de bajo nivel; un hombre de pueblo, como yo, que ha logrado convertirse en todo un intelectual del mundo de los toros".
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