Esto es una ‘performance’, pero no duele
La muestra Surge Madrid apuesta por el teatro alternativo con artistas como Los Torreznos
No son actores, pero actúan en teatros desde hace más dos décadas. Tampoco son pintores ni escultores ni fotógrafos ni videoartistas, pero sus obras se han visto en museos de varios países y se mostraron en la Bienal de Arte de Venecia de 2007. Se llaman Los Torreznos y se declaran abiertamente performers, sin miedo al rechazo que ese término puede provocar en el gran público. “Es cierto que la performance, como ejercicio de exploración de los límites del cuerpo y la realidad, ha estado siempre muy asociada al dolor o el sufrimiento. Pero se ha limado mucho con los años. Se ha suavizado, es más accesible. Nosotros la entendemos como el lugar perfecto para la creación: al no tener que seguir las reglas del mercado ni códigos de ningún género, ni escénico ni artístico, nos da libertad para hacer lo que se nos ocurra”, explica Rafael Lamata, uno de los dos miembros de Los Torreznos.
La Realidad, el nuevo trabajo de Los Torreznos, se presenta la semana que viene dentro de la muestra Surge Madrid, que ofrece una selección de la creación escénica más alternativa del momento con 41 estrenos en un mes. Y pocos días después, a partir del 3 de junio, se mostrará en la Bienal Paiz de Guatemala, una de las citas más destacadas del arte contemporáneo en América Latina. Una prueba más de que sus obras pueden encajar tanto en un teatro como en un museo.
La materia prima de Los Torreznos es la palabra. Básicamente, como se les describía en el catálogo de la exposición que les dedicó el Centro de Arte 2 de Mayo de Madrid hace dos años, Los Torreznos son dos tipos que hablan en una escena. Escogen un tema, lo analizan, le dan vueltas, lo retuercen con las palabras y lo llevan al extremo hasta descubrir sus significados o sinsentidos más profundos. Así lo hicieron en trabajos anteriores como La cultura, El dinero o La noche electoral y lo hacen también en La Realidad. En esta ocasión, parten de los objetos concretos que se encuentran al comienzo de la performance, desde los focos hasta el público, para llegar hasta la realidad abstracta. Hay acciones improvisadas, pero siempre con una estructura predefinida.
Los Torreznos no es la única performance que incluye el programa de Surge Madrid. Hay otros nombres, como Juan Domínguez, David Roldán, Javier Marquevichi o Ruth Gómez, que se sitúan igualmente en ese terreno fronterizo entre las artes plásticas y las escénicas. También participa un espacio que no es ni un teatro ni una galería ni un museo, La Juan Gallery, que se distingue por ser la única sala madrileña dedicada en exclusiva a la performance. Nació hace menos de un año, impulsada por Juan Gómez Alemán y Álex de la Croix, y desde el primer momento se acumularon los currículums y propuestas de artistas que querían intervenir. Lo que demuestra que la performance, también llamada arte de acción, está más viva que nunca.
La Juan Gallery nació, de hecho, en respuesta a una necesidad personal. “Soy dramaturgo y director de escena, pero mis obras no encajaban en los escenarios convencionales, ni siquiera en las salas alternativas”, comenta Gómez Alemán. Una de sus piezas, Aburrimiento chair, sitúa al espectador de espaldas a lo que ocurre en la escena. “Entiendo que a un programador le resulte difícil vender esto en un teatro. Por eso necesitábamos La Juan Gallery. Queríamos un lugar donde pudiéramos relacionarnos de otra forma con el público, sacarlo de la pasividad que le impone el patio de butacas”, añade. El fin de semana pasado se vivió en este espacio una especie apoteosis de la performance bajo el título de Acción x Metro Cuadrado: una veintena de artistas actuando a la vez en un metro cuadrado cada uno, incluido uno que reproducía la famosa pieza de Marina Abramovich sentada frente a los espectadores.
Jaime Vallaure, el compañero de Rafael Lamata en Los Torreznos, coincide en que este tipo de manifestación artística atraviesa uno de sus mejores momentos en España. “La performance se ha mantenido tradicionalmente en un submundo artístico de difícil acceso. Es este país floreció en los 80 y 90 gracias al Espacio P de Pedro Garhel, pero siempre ha sido muy minoritaria", afirma Vallaure. "Solo con la aparición en los últimos años de instituciones como La Casa Encendida o el Matadero de Madrid, que le dedican programas específicos, ha aumentado su visibilidad. Y eso, a su vez, está impulsando nuevos proyectos”, continúa Vallaure. En otras ciudades también se han abierto huecos, como El Mercat de les Flors en Barcelona o Las Naves en Valencia.
La Zaranda ‘in progress’
La tercera edición de Surge Madrid, la muestra que vino a llenar el hueco que dejó el festival Escena Contemporánea, consolida su vocación de visibilizar e impulsar la creación teatral alternativa en la capital. Tanto es así que la muestra no solo se concibe como una sucesión de espectáculos (el programa incluye un total de 41 entre el 4 y el 29 de mayo), sino como motor de nuevas tendencias.
Con ese objetivo se plantean tres laboratorios de creación dirigidos por tres figuras bien distintas: el dramaturgo Alberto Conejero (reciente ganador del Premio Max al mejor autor teatral), la veterana compañía La Zaranda y el performer Juan Domínguez. Tras haber pasado unas semanas de residencia en tres salas alternativas, estos artistas ofrecen ahora dentro de Surge el resultado de ese trabajo que sigue en proceso: el germen de lo que posiblemente serán sus próximas creaciones.
El programa de Surge incluye también otro apartado llamado Actividades tranversas, que incluye paseos callejeros conducidos por artistas, retratos de espectadores, instalaciones o exposiciones, siempre en torno a lo teatral. Los coordinadores, Natalia Ortega y Alberto García, insisten en su carácter de muestra, y no de festival. "No es un festival porque no hay un director artístico, sino que son las propias salas las que proponen los estrenos. De ellas emana toda la creación, y ellas escogen", aclara Ortega. "La meta es hacer visibles todas esas perlas que nacen en estos espacios y que el gran público solo llega a conocer si saltan a los teatros comerciales o institucionales", añade.
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