La diversidad no cruza fronteras
Una publicación señala que los intentos de EE UU por producir series que incluyen una mayor diversidad de razas han encontrado resistencia más allá de sus fronteras
En un año en el que Hollywood ha suspendido en materia de diversidad, hay quienes están todavía mucho peor en esa asignatura. Así lo confirma esta semana la revista The Hollywood Reporter al señalar que los intentos estadounidenses de enmendar la plana -al menos en la televisión- con series que incluyen una mayor diversidad de razas y culturas en su reparto y en sus tramas, encuentran una seria resistencia más allá de sus fronteras. Mientras series como Empire -la historia de una familia negra en el centro de la industria de la música que vieron cerca de 22 millones de telespectadores de todas las razas en EE UU- han marcado un hito en Estados Unidos, en el resto del globo no ha tenido ningún eco. Lo mismo ocurre con otras iniciativas como la de Black-ish, Fresh Off the Boat o Rush Hour, series con un reparto plural y multirracial que interesan cada vez más en Estados Unidos pero que no consiguen superar la barrera racial en el extranjero. Hay más, como la nueva temporada de 24: Legacy con el actor negro Corey Hawkins, quien protagonista una serie donde la blancura de Kiefer Sutherland fue su dinamo durante años. O la actriz Sarah Shahi, tejana de padre persa y madre española, convertida ahora en la siempre blanca Nancy Drew para la nueva versión de esta franquicia policiaca. Pero su éxito está por verse. El presidente de la división internacional de televisión de los estudios Fox, explica que detrás de shows como Empire, las series mencionadas son “reflejo de nuestra sociedad pero no de todas las sociedades”.
La intérprete hispana América Ferrera le da la razón cuando reconoce que su nueva serie, Superstore, es principalmente el reflejo de la sociedad en la que vive. “La vida de nuestros personajes que se pasan el día en esa gran caja que es la tienda en la que trabajan, una metáfora de los Estados Unidos”, admite de un reparto que incluye mezclas raciales de todo tipo y donde hay personajes que se crearon con la idea de ser “como un macho hispano", pero acaban siendo un "gay filipino”. Esta serie, al igual que Telenovela -otra de tintes latinos y protagonizada por Eva Longoria- está muy lejos de contar con el alcance internacional que tuvieron los previos trabajos de ambas actrices hace una década cuando protagonizaron Ugly Betty o Desperate Housewives. “Ugly Betty fue algo excepcional que tocó una fibra sensible difícil de repetir”, admite la intérprete defensora de la diversidad dentro y fuera de la pantalla.
El problema con este “flopazo global”–como lo describe The Hollywood Reporter- de las series estadounidenses más racialmente diversas entre las audiencias internacionales es que los estudios se lo tendrán que pensar dos veces antes de cambiar el color de sus protagonistas. Como dijo a la revista Rudiger Boss, jefe de compras que adquirió Empire para la televisión alemana, “la apuesta no se ha visto recompensada”. De hecho cadenas como la BBC en el Reino Unido prometieron un aumento de las minorías en antena. Lo prometieron en 2014. En 2016, el actor británico Idris Elba confesaba delante de la Cámara de los Comunes que había tenido que trasladar su carrera a los Estados Unidos porque en Inglaterra nunca veía como protagonista de una serie a un negro como él.
En medio de este panorama desalentador existe lugar para la esperanza. La cadena Starz de televisión anunció este año tres nuevas series dramáticas hispanas de corazón y de reparto, producidas en Estados Unidos y con ambición internacional. Se trata de Maleficio, basada en una telenovela mexicana y coproducida por Televisa USA; Pour Vida, que transcurre en el este de Los Ángeles e inspirada en una historia corta de Richard Villegas Jr., y Santería, historia sobrenatural que utiliza como telón de fondo el fervor religioso de un sector de Cuba. Series todas ellas que aspiran a encontrar su hueco no solo en EE UU sino más allá de sus fronteras.
Babelia
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