Anderson .Paak, un rapero en plena eclosión

Teniendo en cuenta la repercusión de Straight Outta Compton, serán muchos quienes, más allá de las fronteras del rap, hayan descubierto parte del verdadero peso en la industrial musical estadounidense de André Romelle Young, más conocido por su nombre artístico de Dr. Dre. Dejando al margen sus logros musicales, Dre ha sido un verdadero genio a la hora de apoyar y dar visibilidad a nuevos talentos para la causa del hip hop. Ahí están sus producciones o colaboraciones para Snoop Dogg, Tupac Shakur, Eminem, 50 Cent, Kendrick Lamar y Anderson .Paak, a quien tuvo como invitado especial en ni más ni menos que seis cortes de Compton, su disco del año pasado. 

Californiano, hijo de padre coreano y madre negra, Brandon Paak Anderson acaba de cumplir los 30 años de edad, mientras su nombre y su popularidad van creciendo como la espuma. Mucho ha tenido que ver su participación en el fantástico disco de Dr. Dre, aunque lo cierto es que su actual momento de expansión está marcado sobre todo por el lanzamiento de su segundo larga duración, Malibu, que deja entrever mimbres de artista con un futuro muy interesante por delante. Anderson .Paak publica este álbum en la mejor coyuntura posible para su música, con otros nombres californianos como los de Thundercat, Lamar o Flying Lotus reivindicando el pasado de la música de color estadounidense.

Como cualquier búsqueda en Internet les revelará, .Paak fue batería en la banda de la iglesia local a la que acudía su familia, cuidó una plantación de marihuana, ha trabajado como ayudante de estudio, ha sido batería durante una temporada completa para una cantante de American Idol y publicó un primer disco en 2012 bajo en alias de Breezy Lovejoy, pero no cabe duda de que no fue hasta que Dr. Dre le echó el ojo que las piezas de su ascendente carrera cuadraron como es debido y pusieron la maquinaria en marcha. Hasta que eso ocurrió, .Paak había publicado el Ep de versiones Cover Art o ese suculento álbum -más rap que Malibu- titulado Venice, junto a amigos como Tokimonsta, pero a partir de la colaboración con Dre las cosas se aceleran. A lo largo de 2015, .Paak grabó junto a artistas como The Game, King Chip o Busdriver, al tiempo que se sumergía en la gestación de Malibu, un disco que aparece en el momento y en el lugar ideales para servir de lanzadera definitiva para el estadounidense.

Malibu es un álbum en el que .Paak reivindica el espíritu de la gente de color en Estados Unidos, rodeándose para ello de amistades como Schoolboy Q, Talib Kweli, 9th Wonder o The Game. Como en To Pimp A Butterfly de Lamar, en Malibu resalta una diversidad estilística que encaja al cien por cien con ese espíritu. Hay rap, hay jazz, hay r&b, hay soul y mucho new soul; hay sampleados y hay pianos y saxos; hay calles húmedas y calurosas, hay pistas de baile y hay humo en clubes oscuros. Lo demuestra ya esa apertura brumosa que es The Bird y lo subrayan piezas de colores brillantes como The Season/Carry, Put Me Thru, Am I Wrong, Silicon Walley, Come Down o Lite Weight, todas ellas capaces de hacernos volar atrás en el tiempo y enfrentarnos a diversos momentos de la historia de la música negra reciente. Desgraciadamente, Malibu no es un disco redondo, aunque sí funciona a la perfección como catálogo de lo que puede ofrecer un artista en plena eclosión y que tan pronto aparece en escena acompañado por un único Dj (como en su participación en Boiler Room en Londres) cuando busca un directo más rapero o respaldado por una banda completa de músicos cuando intenta subrayar su cara más soul.

Por si no fuera suficiente, en lo que llevamos de 2016, también nos encontramos con .Paak en los nuevos lanzamientos de Jack Garratt (Worry) o Macklemore & Ryan Lewis (Dance Off), aunque lo más sorprendente es que el estadounidense haya llegado incluso a grabar con uno de nuestros Dj’s más premiados internacionalmente, el valenciano Dj Soak, junto a quien grabó el tema Run Away, hace apenas unos meses.