El Teatro de la Zarzuela conmemora el aniversario de Sebastián Durón
La sala homenajea al compositor con un suntuoso programa doble de ópera y zarzuela
El Teatro de la Zarzuela ha rizado el rizo para conmemorar los trescientos años de la muerte de Sebastián Durón (1660-1716). Un doble programa de ópera y zarzuela de casi cuatro horas, donde actualiza la acción de la primera y construye la dramaturgia barroca de la segunda. Modernidad e historicismo juntos pero no revueltos. Pero hay más. La música de ambas partituras se ha replanteado a nivel orquestal con instrumentos de época, añadidos e intervenciones muy profundas. No se ha escatimado en medios en beneficio del espectáculo. Estamos ante un paradigma de recuperación de esta música que tiene muchos pros y algún contra.
'LA GUERRA DE LOS GIGANTES / EL IMPOSIBLE MAYOR EN AMOR, LE VENCE AMOR'
Música de Sebastián Durón
Libreto Anónimo y de Francisco Bances Candamo/José de Cañizares
Con Cristina Alumno, Mercedes Arcuri, Giuseppina Bridelli, Mariana Flores, Vivica Genaux, Beatriz Díaz, María José Moreno, entre otros.
Cappella Mediterranea.
Coro del Teatro de la Zarzuela.
Dirección musical: Leonardo García Alarcón.
Dirección escénica: Gustavo Tambascio.
Teatro de la Zarzuela, hasta el 23 de marzo.
Gustavo Tambascio traslada la acción de La guerra de los gigantes (1700) a 1959. El régisseur argentino diseña una historia femenina de casamientos en la alta sociedad en un ambiente visualmente muy televisivo y cinematográfico. Los dioses con Júpiter parecen salidos de Velvet, los gigantes con Palante de Thor y esos ninjas de Hércules de Águila Roja. Quizá parezca rocambolesco pero funciona a la perfección. Y no sólo eso. Se consigue la proeza de dotar de lógica dramática a una obra que supone una mera sucesión de tonadas, dúos, coros, seguidillas y minuetes de verso pobre y ripioso. Incluso se subraya lo italiano aquí representado simplemente por un recitado de Júpiter y una arieta de Palante.
En la música Leonardo García-Alarcón al frente de su Cappella Mediterranea impuso unos modos completamente personales. Buscó el juego de opuestos y aportó muchísima variedad desde el continuo en el manejo del tempo y la dinámica. Sus ideas ensalzaron la exquisita suspensión armónica de la música de Durón. Pero también añadió detalles discutibles, como ese leitmotiv de los gigantes extraído del Nabucco de Falvetti, o el final melancólico para la obra con las dos últimas escenas alteradas parar subrayar como clímax dramático la muerte de Palante. Faltó quizá precisión en la orquesta, con una plantilla excesiva que en ocasiones tapaba las voces. A destacar el Hércules de la soprano Mariana Flores.
Si la ópera brilló por su dinamismo e imaginación, la zarzuela fue más estática, aunque superior musicalmente. El imposible mayor en amor, le vence amor (1710), representa el tipo de comedia mitológica que entrelaza pasiones de dioses que cantan y hombres que declaman. Tambascio respetó aquí las normas barrocas en cuanto a movimiento y perspectiva, con escenografías pintadas y prodigios, a los que se unió un vestuario suntuoso. Esta apoteosis barroca contó con una brillante actuación de Vivica Genaux como Júpiter, a pesar de que no termine de sentirse cómoda en este repertorio, y de María José Moreno como Juno. Una mención muy destacada merecen el elenco de actores que recitaron la parte declamada severamente acortada de esta zarzuela.
Por último ensalzar el modélico programa de mano de la producción donde se comenta la atribución de la música de esta zarzuela a José de Torres. Parece una teoría certera pero tan válida como la del libreto realizado por José de Cañizares a partir de otro anterior de Bances Candamo. No se trataría de Durón o Torres, como de Durón y Torres.
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