Chris Rock se ríe de todos y pide “más oportunidades” para los actores negros
El presentador de los Oscar ataca con dureza tanto a la Academia por su racismo como al frente que pidió boicotear la gala
En la sala no se lo podían creer. Tanto que soltaron al menos un par de “oooooh” en apenas cinco minutos. Es decir, un buen indicio del impacto del monólogo de Chris Rock. “Es injusto que Will Smith no esté nominado, pero también es injusto que cobrara 20 millones por Wild Wild West”, afirmó el presentador, ante el asombro del público. Y, poco después: “Estos Oscar van a ser distintos. En el In Memoriam va a haber solo negros asesinados a tiros por la policía”. Primer discurso y dudas despejadas. Sí, el anfitrión iba a hablar del racismo de los Oscar. Y sí, iba a hacerlo sin pelos en la lengua.
El cómico, que volvía a una gala que ya presentó en 2005, repartió sus dardos entre ambos frentes: por un lado, atacó a la Academia y la industria, culpables de ignorar a los actores negros en sus nominaciones y en sus películas. Por otro, no ahorró puyas al frente liderado por Spike Lee, Jada Pinkett Smith y Will Smith, que decidió boicotear la gala: “Jada dijo que no vendría. Es como si yo dijera que no me meto en las bragas de Rihanna. ¡Nadie me ha invitado!”.
Básicamente, todo el monólogo inicial del presentador se centró en la falta de inclusión. “Si quieren a los negros todos los años, podrían crear categorías aposta: por ejemplo, mejor amigo negro”, fue uno de sus muchos chistes. Entre tantas risas, Rock arrancó un aplauso, cuando aclaró la clave de toda esta polémica: “No se trata de boicotear: queremos oportunidades. Queremos las mismas oportunidades que los actores blancos. Nada más”.
Rock respondió así a cuantos le pidieron que no presentara la gala y se sumara a la lucha de otras estrellas afroamericanas. El presentador recordó que, al fin y al cabo, en los sesenta y setenta tampoco los Oscar nominaban a los negros. Simplemente, por aquel entonces, estos tenían “cosas más importantes” por las que protestar. “Si nos linchaban, ¿qué más nos daba quién ganaba el Oscar al mejor director de fotografía? “.
Lo cierto es que durante el siglo XX el 95% de las candidaturas de interpretación fueron para estrellas blancas. Y en seis de los últimos 20 años, ningún actor o actriz negra han optado a los Oscar. Además, el presentador ha dedicado buena parte de su carrera y sus hirientes monólogos al racismo en la industria del cine. De ahí que no fuera a dejar escapar la ocasión en la noche más importante.
Rock centró tanto la ceremonia en las polémicas raciales que en la Red hubo quién le criticó por ser monotemático y olvidarse del cine en sus discursos. Incluso algunos de los vídeos paródicos se reían de la ausencia de actores negros en las películas nominadas, a la vez que Rock anunciaba que, para entregar el primer premio, entrarían “Emily Blunt y alguien todavía más blanca: Charlize Theron”. El productor de la ceremonia, Reginald Hudlin, ya había avisado de que Rock se había puesto manos a la obra para modificar el guion de la gala por completo. Lo que, inevitablemente, le llevó a reducir el espacio para las bromas ácidas sobre sus compañeros que caracterizaron la gala que presentó en 2005. A la sazón, se preguntó quién era Jude Law y le calificó de "Tom Cruise de bajo coste". E insinuó que Nicole Kidman merecía un Emmy por la sonrisa falsa con la que encajó su derrota. Lo que el cómico repitió respecto a aquella gala fue la encuesta entre los espectadores a pie de calle, con idéntico resultado: nadie ha visto las películas favoritas de la gala.
En el fondo, el propio Rock vivió en su piel desde pequeño los efectos del racismo en EE UU. Sus padres (maestra y camionero) prefirieron enviarle a un colegio lejos de su barrio marginal, y acabó en institutos donde la mayoría de sus compañeros de clase era blanca. El pequeño Chris sufrió un acoso que acabó contando en la comedia televisiva Everybody Hates Chris. Una obra tan autobiográfica como Top Five, el reciente intento de Rock de hacer un filme “más honesto y sincero”, en la senda de su admirado Woody Allen. La película, estrenada en 2014, contaba la historia del propio cómico.
En su profesión Rock lleva desde 1985, cuando debutó en un club de Nueva York. Dos años después, se estrenó en el cine, también gracias a su amigo y mentor Eddie Murphy y acumuló películas como Superdetective en Hollywood II, Sobredosis de oro o Arma Letal 4, ninguna precisamente inolvidable. Bastante mejor le fue en la televisión, donde el Saturday Night Live fue el trampolín que le lanzó a tener exitosos shows en solitario, sobre todo en HBO: Big Ass Jokes, Bring the Pain o Bigger and Blacker.
El chaval que empezó trabajando en una cadena de comida rápida y cobrando el salario mínimo llegaba a ser, según Entertainment Weekly, “el hombre más divertido de Norteamerica”. Desde anoche, muchos estarían de acuerdo. Will y Jada Smith, sin duda, menos.
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