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Novatos pero matones

La sección Opening reúne galerías de menos de siete años

Rut de las Heras Bretín
'From nothing to void', obra de Pep Vidal en el estand de la galería L21.
'From nothing to void', obra de Pep Vidal en el estand de la galería L21.Uly Martín

Cuando Arco ya había pasado la adolescencia, las galerías de Opening ni siquiera habían nacido, ni estaban planeadas todavía. Requisito indispensable, y casi único, para participar en esta sección es tener como máximo siete años de vida. Los motivos para atreverse a abrir una galería en los últimos años de crisis son múltiples: la pasión por el arte o la frustración por no encontrar un lugar adecuado para la creación. Sin olvidar, por supuesto, que es una manera de ganarse la vida, “y que quien se lanza en esa aventura o es muy joven, o tiene detrás un colchón de contactos y de conocimiento del mundo del arte y del mercado del arte”, afirma Joaquín García, dueño de García Galería, una de las españolas que participa por segundo año en Opening. “Propietario y señora de la limpieza”, afirma García, que fue director del espacio de Helga de Alvear antes de abrir la suya en 2012. “21 metros cuadrados”, dice Nora Fisch mientras explica con un gesto lo pequeño que era su espacio cuando se instaló en Buenos Aires.

La situación de cada uno de los proyectos que se presentan en esa sección es tan dispar como lo es el arte contemporáneo. En Opening predomina la heterogeneidad y es lo que se busca. “No hay un tema central, un discurso. Tenía cuestiones que quería trabajar tanto a nivel conceptual como formal, por ejemplo, los límites de lo pictórico”, argumenta Juan Canela, uno de los comisarios de la sección.

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Desconchados

Con la pintura, pero a su manera, ha trabajado el artista chileno Alejandro Leonhardt, que recorrió Santiago de Chile con una espátula arrancando pequeños trozos de ella de las paredes. Leonhardt ha montado con esos desconchones una instalación en el estand de la Galería L21, un site specific, creado ex profeso para ese lugar y que se adapta al espacio que el comprador quiera y que habla del urbanismo de la capital chilena. Esta galería va a cerrar su local en Madrid y se quedará solamente con el primero que abrieron en Palma de Mallorca. Su directora, María García-Ruiz, no lo dice apenada: “Nos centramos en un lugar, apostamos por ello. Además, gran parte del negocio se hace por Internet. A las ferias venimos para invertir en enseñar nuestros proyectos, no tanto por las ventas”. La obra de este artista comparte espacio con la de Pep Vidal, un matemático que mezcla el arte con la física y que es un ejemplo más de los distintos contextos de los que proceden los artistas, las galerías...

La guatemalteca Proyectos Ultravioleta es uno de estos lugares que se replantea el modelo de galería tradicional. Comenzó por el hartazgo de sus fundadores de no encontrar apoyo ni gubernamental ni privado para dar rienda a la creación en su país. “No había un espacio, así que nos lo inventamos. Mezclamos las exposiciones, con las fiestas, con los happenings...”, manifiesta Stefan Benchoam, uno de los creadores.

Que las galerías sean jóvenes no significa que no lleven artistas de renombre. Nora Fisch muestra obra de Lux Lindner, Osías Yanov y Fernanda Laguna, tres artistas porteños. De la última hay piezas en el Guggenheim de Nueva York o en la colección de Patricia Phelps de Cisneros. Fisch está entusiasmada por poder mostrar a sus artistas en Arco, que considera su puerta a Europa. Asegura que repetirá y más el año que viene que Argentina será el país invitado de la feria.

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