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La vigilancia masiva tras el 11-S entra en el museo

Laura Poitras, ganadora del Oscar por su documental sobre Snowden, transforma su investigación en arte en Nueva York

'Anarchist', obra que reproduce una señal enviada por un satélite e interceptada en mayo de 2009.
'Anarchist', obra que reproduce una señal enviada por un satélite e interceptada en mayo de 2009.

La directora del documental oscarizado Citizenfour, Laura Poitras, convierte su trabajo sobre la vigilancia masiva y la guerra del terror post 11-S en su primera exposición, desde ayer en el Museo Whitney de Nueva York.

En enero de 2013, la cineasta y periodista Laura Poitras empezó a recibir correos electrónicos con documentos encriptados enviados por alguien llamado “Citizen Four”. “Creí que jamás le conocería y empecé a pensar cómo podía expresar esa relación y la información que estaba recibiendo. Sentía que un documental no sería la forma”, cuenta Poitras. Pero meses después aquel intercambio de mails evolucionó en un viaje a Hong Kong, en el que Citizen Four se reveló como el fugitivo cibernético más buscado del mundo, Edward Snowden, y Poitras lo filmó todo en el documental homónimo.

La directora llevaba dándole vueltas a la idea de dar un paso más en su carrera, convertir los temas que le preocupan —la vigilancia masiva, la guerra del terror o Guantánamo— en una instalación artística, desde 2012. A la sazón el Whitney la invitó a participar en su Bienal. “Por entonces ya habían salido algunos informantes de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y trabajé con un grupo de performance, para someter al público del museo a medidas de seguridad que incluían detenciones, interrogatorios…”, recuerda Poitras. El caos que generó fue el inicio de su relación con el Whitney y la primera vez que convertía el arte en un vehículo para trasladar sus preocupaciones al público. El fruto de estas experiencias es Astro Noise, la primera exposición en solitario de Poitras.

Nada más abrirse el ascensor, seis fotos de colores casi fosforitos reciben al visitante. Podrían ser cuadros abstractos, pero son imágenes reales y descodificadas de señales de drones y satélites de Israel y Siria interceptadas por un programa llamado Anarchist. Snowden se las mandó a Poitras junto con unos documentos que contenían las pruebas de la vigilancia masiva de la NSA sobre la sociedad tras los atentados del 11-S. A este material, Snowden lo llamó “Astro Noise”.

¿Justificó aquel desastre todo lo que vendría después?

Astro Noise es una extensión del trabajo de Poitras sobre la guerra del terror de la última década. "Esta muestra nos sitúa en las consecuencias del 11-S, algo que cambió drásticamente nuestro mundo", cuenta el comisario, Jay Sanders. "Pedí a Laura que explorara este cambio fundamental de nuestra realidad". Y Poitras aceptó el reto.

En la segunda sala, en la oscuridad, se alzan dos pantallas gigantes que se dan la espalda: en la primera, se ven imágenes de rostros aterrorizados, testigos del 11-S, rodadas por Poitras en Nueva York; la segunda muestra incómodos fragmentos de interrogatorios realizados por soldados estadounidenses en Afganistán.

“¿Aquel desastre que veían esos transeúntes justificó todo lo que vino después? ¿Y lo que continúa ocurriendo?”, parece preguntar la artista con su obra. “Esta es una exposición que plantea preguntas, no da respuestas”, señala Sanders.

Torturas y secretos

“Laura está mandándonos una llamada de atención, hace reales las amenazas presentes de una sociedad vigilada”, explicó el director del Whitney, Adam Weinberg, en la presentación. Astro Noise obliga al visitante a enfrentarse con una realidad que quizá no quiere ver. En Bed Down Location, Poitras invita a tumbarse en una gran cama y mirar al techo donde se ven imágenes de los cielos de Yemen, Pakistán y EE UU. Cielos azules o estrellados o cruzados por drones. En la siguiente sala, Disposition Matrix, a través de pequeños agujeros en la pared, enseña vídeos de víctimas de torturas y documentos secretos. “Hay muchos riesgos en mostrar material que el gobierno no quiere hacer público”, decía Poitras en una reciente entrevista.

Desde que viajó a Irak en 2004 para rodar una película sobre la ocupación estadounidense, la realidad de Poitras ha sido vivir vigilada: la paraban cada vez que cruzaba la frontera, la interrogaban. En 2015 demandó al Gobierno de EE UU para conseguir todos los documentos sobre ella redactados por el FBI y otras agencias de inteligencia.

Parte de esos archivos está en la muestra. Y en el catálogo, junto a textos de Snowden o Ai Wei Wei, publica sus diarios de la experiencia. “¿Cuáles son las repercusiones existenciales de vivir en un mundo donde es imposible estar solo jamás?”, nos pregunta Poitras, según Weinberg. Unas consecuencias que hace vivir al espectador cuando, al final de la exposición, ve su móvil monitorizado en una pantalla y su figura grabada con una cámara térmica mientras estaba tumbado en la Bed Down Location.

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