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Foucault sigue cambiando el mundo

La llegada de sus obras a la Biblioteca Nacional de Francia anuncia la publicación de nuevos inéditos del filósofo e historiador

Guillermo Altares
Carvanal de locos en Münsterlingen.
Carvanal de locos en Münsterlingen. Jacqueline Verdeaux

El 2 de marzo de 1954 se celebró un llamado carnaval de locos en el asilo de Münsterlingen, en la Suiza de habla alemana. Esta olvidada costumbre, que tiene sus raíces en la Edad Media, consistía en disfrazar con máscaras a los internos y pasearlos por la ciudad. Es algo que puede parecer inconcebible en la actualidad, pero que en los años cincuenta todavía perduraba en diferentes lugares de Europa. Sin embargo, aquel espectáculo cambiaría por completo la historia de la filosofía en Occidente por la profunda impresión que causó en un licenciado en Psicología que asistió invitado por los médicos. Se llamaba Michel Foucault (Poitiers, 1926 - París, 1984). Pese a que han pasado 30 años desde su muerte, su influencia sigue siendo enorme. Sus obras aparecieron en noviembre en la prestigiosa colección de Gallimard La Pléiade, considerada el panteón de la literatura universal, mientras que una minuciosa investigación titulada Foucault à Münsterlingen, publicada por las ediciones de L’École des Hautes Études en Sciences Sociales, revela los orígenes de una de sus obras más importantes y citadas, Historia de la locura en la era clásica.

El hecho de que los archivos de Foucault hayan sido depositados en la Biblioteca Nacional de Francia recientemente y, por tanto, puedan ser consultados y analizados por los especialistas anuncia que se abre una nueva fase de publicación de inéditos del pensador francés. Aunque enormemente influyente por la forma en que desmontó y reveló los mecanismos del poder y expuso una visión diferente tanto de las prisiones como de los psiquiátricos o de la sexualidad, la obra de Foucault no es muy voluminosa. Los dos tomos en papel biblia de La Pléiade recogen sus libros, salvo Enfermedad mental y personalidad, considerado más un manual para sus alumnos, y el último tomo de la Historia de la sexualidad, que sus editores en Gallimard aseguran que no estaba totalmente acabado cuando el pensador murió en 1984.

Sobre estas líneas, desde la izquierda, Ronald Kuhn, Michel Foucault y Georges Verdeaux.
Sobre estas líneas, desde la izquierda, Ronald Kuhn, Michel Foucault y Georges Verdeaux.Jacqueline Verdeaux

Sin embargo, Foucault viajó de forma casi compulsiva y dio numerosos cursos y conferencias en medio mundo. Gran parte de ese material permanece todavía inédito, por eso los documentos depositados en la Biblioteca Nacional de Francia pueden convertirse en una mina de información. Por ejemplo, en 2013 se publicó un curso que dio en 1973 en el Collège de France titulado La société punitive (la sociedad del castigo), que se encuentra en la génesis de Vigilar y castigar, su análisis del sistema carcelario en Occidente.

“Su entrada en La Pléiade es un indicio evidente de su actualidad”, explica Jean-François Bert, sociólogo e historiador de la Universidad de Lausana, uno de los autores de la edición definitiva de Gallimard, pero también del estudio sobre los orígenes de Historia de la locura y su visita al carnaval suizo. “Foucault se ha convertido en un historiador insoslayable para pensar sobre algunos dispositivos contemporáneos como el control, la vigilancia, el género, lo religioso. Su actualidad tiene que ver con muchas cosas: con su forma de plantear preguntas, de reflexionar más allá del marco clásico de la filosofía o de las ciencias sociales, de reintroducir problemas contemporáneos en una perspectiva histórica más amplia. Es un pensador actual porque nunca proporciona respuestas radicales, no dice que una sociedad sería mejor sin prisiones, los problemas que plantea son mucho más complejos y esa complejidad es la que nos permite comprender”.

“Su entrada en La Pléiade es un indicio evidente de su actualidad”, explica Jean-François Bert,
sociólogo e historiador

La visita a Münsterlingen representa un documento extraordinario sobre los años fundamentales en la forja del pensamiento de Foucault. Además va a acompañado de las fotografías de Jacqueline Verdeaux, que recogen aquel extraño carnaval y los encuentros con los psiquiatras que allí ejercían. Foucault se había licenciado en Psicología en 1952, pero sus intereses eran mucho más amplios y estaba estudiando a fondo no solo la obra de Freud, sino también la de Maurice Merleau-Ponty, George Bataille, Nietzsche o Lacan. “Para comprender Historia de la locura y sus efectos sobre la comprensión de las enfermedades mentales, Münsterlingen representa un momento muy importante, como lo es también la traducción de Ludwig Binswanger [psiquiatra suizo marcado por el existencialismo] y la publicación de su primer libro, Enfermedad mental y personalidad. Encontramos en Historia de la locura todos estos elementos: el interés por el discurso de los locos, el desarrollo de la noción de experiencia y por la fenomenología, pero, sobre todo, su interés por la historia y los archivos”, explica Jean-François Bert.

“Foucault se ha convertido en un historiador insoslayable para pensar sobre algunos dispositivos contemporáneos como el control, la vigilancia, el género”

Fue en aquellos años cuando el joven psicólogo viró definitivamente hacia la filosofía y comenzaría a cimentarse su mirada crítica hacia los sistemas de poder y dominación. Situado al lado de la ciudad de Constanza, Münsterlingen fue dirigido por Ronald Kuhn y se encontraba muy cerca del sanatorio de Kreuzlingen, que entonces era uno de los más famosos del mundo, gestionado por Binswanger. Dentro de este triángulo se produce el cambio fundamental en la visión de la locura y de la enfermedad mental que marcaría la segunda parte del siglo XX. Las alucinantes imágenes de Jacqueline Verdeaux, con los enfermos desfilando disfrazados con máscaras grotescas que parecen surgidas del medievo, demuestran hasta qué punto fue profunda la ruptura que desencadenó Foucault.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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