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CRÍTICA / LIBROS

Abrir los oídos para leer

El senegalés Boubacar Boris Diop es uno de los grandes escritores africanos de hoy En 'El libro de los secretos' relata el testimonio de un anciano que habla a su nieto

Escolares senegaleses durante un partido de fútbol.
Escolares senegaleses durante un partido de fútbol.Moussa Sow (Afp)

Lamentablemente a este señor hay que presentarle, al menos, al gran público. Boubacar Boris Diop (Dakar, 1946) es uno de los más grandes escritores africanos de la actualidad y, obviamente, de la literatura de su país. Por cierto, este, Senegal, es una nación con particularidades tan edificantes como no haber sufrido nunca un golpe de Estado ni haber estado jamás sometida a una dictadura militar. Boris Diop ha venido, eso sí, siendo traducido en nuestro idioma. Disponibles tenemos, además de El libro de los secretos, los siguientes títulos: África desde el otro lado, El osario o Los tambores de la memoria, novela esta fascinante al igual que la aquí reseñada. Boris Diop, a partir del drama sucedido en las matanzas de Ruanda, participó en 1998 en un proyecto — Rwanda, écrire par devoir de mémoire— junto a otros escritores africanos.

De todo ello Boris Diop entregó Murambi, le libre des ossements, una estremecedora novela no disponible en ninguna lengua de nuestro país. De esa experiencia el escritor senegalés sufrió una transformación esencial. Hasta ese momento todos sus libros habían sido escritos en francés. Sin embargo, El libro de los secretos ya lo escribió en wolof, su lengua materna. Hoy por hoy el senegalés es un militante de que los escritores escriban en su lengua natal, por minoritaria que esta sea.

El libro de los secretos —en wolof Doomi Golo significa “los hijos de la mona” (título que también conservó en la versión francófona)— narra el testimonio del anciano Ngirane Faye. Este, al presentir su muerte, decide dejar por escrito todo aquello que sobre su pueblo, su padre y su familia quiere que Badou, uno de sus nietos, conozca.

El padre de Badou emigró hace años para triunfar como futbolista en el Marsella, pero se lo acaban de devolver dentro de un ataúd. Faye no sabe nada de su nieto y duda que vuelva a verlo. Dicta, habla o escribe estos siete libros, agujeros y puertas que se comunican, nos extravían y hechizan. El argumento realista empieza con la repatriación del cuerpo del padre de Badou y la llegada de la esposa de este, Yacine, y sus otros dos hijos. Aunque en el pueblo de Niarela también está la novia que dejó el padre de Badou.

El marco argumental es casi una excusa —pero, a pesar de ello, el libro se cierra bien— porque más allá de aquel, este libro es un festín de algo que solo con un talento como el de Boris Diop se puede conseguir. El festín de la falsa percepción de la narración oral, una serie de afluentes de un mismo río que te acompaña, te voltea, te arrastra, te hunde y te salva, rico en matices, colores, que —repito— el talento y, claro, también el oficio de escritor, ha conseguido plasmarlo en papel, sin perder vitalidad, esa virtualidad de ir creciendo y explicándose, borrar sus propias huellas, encontrar meandros, oasis y lugares comunes.

Entras en el libro de un modo convencional, pero para disfrutarlo debes participar del aspecto onírico, de ese traspasar el espejo, las orillas de fechas y nombres, de mundo espiritual y realista, escatológico y hermoso, tremendo y vital que nos plantea su autor. El libro de los secretos habla de muchas cosas de dentro y fuera de nosotros, de lo que vemos y lo que no. Y en ese último aspecto, nos sugiere que es así cómo las naciones africanas han conseguido evitar que desaparezca su esencia, manteniendo protegido el corazón de su espiritualidad. De la colonización, de mitos, fábulas políticas, hijos y nietos que van al país de los blancos y de los que no se sabe nada o regresan en forma de fantasmas, aparentemente rotos los vínculos entre un mundo y otro. De la familia. De la pertenencia a un grupo social. Habla del poder y su decadencia. Habla de la pobreza y su mezquindad. De dignidad, de celos, de venganzas, de nietos que sustituyen a hijos, y de locos errantes, de ametralladoras y hombres que se resisten a morir. Y todo ello, con la solvencia magistral de un narrador que te escribe para que le escuches y le leas. No se lo pierdan.

El libro de los secretos. Boubacar Boris Diop. Traducción de Wenceslao Carlos Lozano González. Almuzara. Córdoba, 2015. 320 páginas. 17 euros

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